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Chorizos de todas las alturas – Por Román Delgado

   

Si estuviera en mis manos, yo habría catalogado el jueves pasado, 3 de julio, como Día Internacional de los Chorizos o bien del Choriceo en esta España de rumba y paella congelada cada vez que se alcanza la temporada estival. Lo del jueves de esta semana ha sido mucho, demasiado como para no estar absolutamente horrorizado por lo que ocurre en este país ahora muy enfangado, algo que me cuesta bastante recordar o identificar como ya visto en momento anterior, y ello pese a los casi 20 años que cabalgo sobre esta profesión (u oficio) denostada de periodista. Lo del Instituto Nóos, una supuesta entidad sin ánimo de lucro (sí, la vinculada al esposo de la infanta Cristina, tanto ella como él imputados en el proceso que instruye en Palma el juez Castro), y la empresa Aizoon (formada al 50% por los integrantes de ese mismo matrimonio), por no entrar en más firmas u organizaciones vinculadas al grupo (y por lo tanto a la supuesta trama delictiva), cada vez está más claro, más nítido; hoy es pura transparencia. Y así ocurre, por si faltaba alguien en sumarse a esta vergonzosa fiesta, tras el bombazo por escrito que se conoció el jueves y firma, nada más y nada menos, que el excontable de Nóos Marco Antonio Tejeiro (cuñado de Diego Torres, el socio de Iñaki Urdangarin, y uno se imagina que entonces persona querida en el entorno doméstico).

Ese tal Tejeiro, cuya hermana casada con el tal Torres también se haya imputada, ha asegurado, pese a que ello ponga muy triste a Urdangarin en su palacete helvético, que éste y su exsocio Torres pudieron apoderarse (o robar, si así lo acredita la Justicia) de hasta 5,9 millones de euros de procedencia pública, lo que, como es obvio, pudo ser, si así se demuestra (y se dice de este modo por lo de la presunción de inocencia hasta que haya sentencia firme), gracias a la gentileza, amabilidad y grosería de gestores públicos; o sea, de políticos que debieron ver, no todos, como algo normal y hasta divertido que el Instituto Nóos, parece que por nada o casi nada, engrosara sus cuentas bancarias con dinero de todos, y ello, en parte, por la condición del tal Urdangarin, esposo de la infanta Cristina. Hasta 5,9 millones de euros de supuesto regalo: por nada, por paseos y flashes, y por fotos de familia. Este caso es el desastre supremo, la confirmación de que el choriceo también se instala entre los que más tienen, los que no necesitan nada pero roban a la plebe. Lo de Nóos, el exdeportista y toda la trama de supuesta corrupción construida desde ese paraíso representa el choriceo que parte del lujo y convierte en mera cagada de paloma lo del alcalde de Brunete o la sinvergüencería pillada al tal Ruymán García, exalcalde de Valle Gran Rey, otro que se pasó de listo y ya exhibe su babosería en prisión. Por todo esto y más, para mí el 3 de julio debe ser el Día Mundial de los Chorizos en esta España apestosa.

@gromandelgadog