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Desafíos de la universidad española – Por Luis Herrera Mesa*

   

La universidad española de las próximos años afronta nuevos retos como la calidad de los centros y programas, del personal académico, de las instalaciones y servicios, y la empleabilidad e inserción laboral de los graduados. La calidad de la instituciones de educación superior es un tema recurrente desde la Conferencia Mundial de Educación Superior de París (1998) y de la Declaración de Bolonia 1999; y es objeto de seguimiento en las conferencias de ministros responsables de educación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) de Berlín 2003, Bergen 2005, Londres 2007, Lovaina 2009 y Bucarest 2012.

Las instituciones de educación superior en la sociedad contemporánea, caracterizada como sociedad de la información, del conocimiento y de la formación y aprendizaje permanente, están llamadas a replantearse su misión y objetivos, entre los que destacan el prestigio e impacto de su capacidad investigadora proyectada en la misma frontera del conocimiento, y la calidad y mejora continua de la actividad docente mediante la incorporación de las metodologías más modernas de innovación pedagógica.

En la actualidad, los avances continuos de las sociedades más avanzadas exigen en todos los niveles de la educación sistemas de aseguramiento de la calidad que suponen en parte, una actualización permanente de los planes de estudio y por tanto de los procesos de enseñanza y aprendizaje concomitantes, ajustados a las necesidades del Marco Europeo de Cualificaciones (MEC/EQF, 2008), con unas competencias bien delimitadas para los diferentes títulos de grado, master y doctorado, evitando duplicidades reiterativas en un mismo título y entre diferentes títulos, que permita una revisión por parte de las universidades de la amplia oferta académica. Al cabo de cinco años de la implantación de los nuevos títulos en la Universidad de Navarra, se vislumbran resultados alentadores tanto de la evaluación y cualificacion del personal académico y de administración y servicios, como de medición de indicadores de percepción de profesores y alumnos.

Otro desafío de las universidades es la empleabilidad e inserción laboral de los titulados. Es necesario incorporar en los programas períodos de formación flexible que permitan combinar estudio y trabajo, fomentando las prácticas en empresas, despachos e instituciones, mediante la mejora de la cooperación entre las universidades y los empleadores. En mi opinión, el nuevo calendario académico de la universidad española es una oportunidad excelente para introducir estos periodos de formación en los planes de estudio, y fomentar el espíritu emprendedor de los estudiantes y graduados. El sistema de garantía de calidad de la universidad debe disponer de un seguimiento de indicadores de la cantidad y calidad de la inserción laboral de los titulados.

Entiendo que antes de emprender una reforma de la duración de los ciclos de grado y master conviene abrir un diálogo operativo de la Administración del Estado y de las comunidades autónomas con las universidades, los empleadores, colegios profesionales y sectores sociales tratando de alcanzar el máximo nivel de consenso posible.

* CATEDRÁTICO DE ZOOLOGÍA. DIRECTOR DE LA COMISIÓN DE EVALUACION DE LA CALIDAD Y ACREDITACION DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA