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¿Sobrerreacción o fundamentos? – Por Munesh Melwani

   

El descalabro sufrido (-60% y la pérdida de 800 millones de euros de capitalización) en estas últimas sesiones por la empresa española especializada en conexiones wifi Gowex, tras la publicación de un informe de una firma de análisis londinense acusándola de falsear sus cuentas, finalmente propició una reacción de la CNMV suspendiendo su cotización y anunciando una investigación sobre la negociación reciente de las acciones, a efectos de comprobar si se han producido operaciones bajistas e intentar esclarecer si la publicación del informe ha podido constituir supuesto de abuso de mercado.

El informe elaborado por Gotham City Research, tras ocho meses de trabajos de investigación y análisis, define a la compañía como una gran estafa, con valor cero y donde el 90% de los ingresos reportados por el grupo no existen. Gowex, por su parte, ha anunciado que emprenderá las acciones legales que estime necesarias contra los responsables de dicha publicación. No es la primera vez que un informe de Gotham golpea con fuerza a un valor: en abril, la empresa de seguros y servicios profesionales y tecnológicos Quindell se desplomó el 39% en bolsa y adelgazó su capitalización en casi 1.000 millones de libras tras un análisis de esa firma.
Este evento ha reabierto el debate en el mercado sobre dos cuestiones concretas y una más general: a) el abuso de mercado por parte de determinados agentes con el objeto de sacar valor de sus actuaciones; b) la sobrerreacción, tanto al alza como a la baja que experimenta la cotización de determinadas compañías ante distintas noticias y situaciones, o dicho de otra forma, c) qué grado de influencia se puede ejercer sobre el mercado por algunos agentes.

En lo que respecta a la primera de las cuestiones, el papel del regulador es limitado: en esta ocasión, el papel de la CNMV como responsable del mercado alternativo bursátil (MAB), donde cotizan las acciones de Gowex, se limita inicialmente a constatar si se ha producido abuso de mercado, comprobando si la firma de análisis que emitió el informe saca beneficio de esta actuación directa o indirectamente. Para ello, la primera de las comprobaciones a realizar es identificar las posiciones cortas existentes sobre estas acciones, entendiéndose éstas como la existencia previa de órdenes de venta de valores a un precio superior al alcanzado tras la caída derivada del comunicado, lo que evidenciaría que la empresa de análisis había apostado previamente por una caída de las acciones de la compañía. Normalmente, las empresas víctimas de estas publicaciones son compañías vulnerables, de cotización estrecha en mercados para pymes como el MAB, pero cabría preguntarse si esto puede ocurrir en mercados de mayor capitalización. En cuanto a la sobrerreacción, habría que verificar si se dan indicios de falsedad en la contabilidad, lo que justificaría el descalabro, pero este proceso siempre lleva varios meses (véase el ejemplo de Pescanova). En respuesta a la pregunta más general, de cómo es el mercado de influenciable, lo que no podemos es negar la evidencia: son los inversores institucionales los que determinan los movimientos de mercado. Según la Asociación Internacional de Fondos de Inversión (IIFA, por sus siglas en inglés), a finales de 2013, los fondos de inversión manejaban 22 billones de euros a escala mundial, y los fondos de pensiones, 18; en suma, el 75% del PIB mundial. Ello supone casi el 40% de la capitalización total de la renta fija y variable del mundo. Si a estos añadimos los hedge funds (dos billones), los fondos soberanos (los 20 mayores gestionan 3,8 billones) y las grandes fortunas (los 50 mayores family offices gestionan casi 700.000 millones), creo que la pregunta queda respondida.

*SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL
@CrossCapital