X
bienmesabe >

Trabajos por multas – Por Miguel Tejera Jordan

   

El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha sacado a exposición pública la que será su nueva ordenanza municipal de protección de la convivencia ciudadana, que prevé que las personas con escasos recursos económicos puedan pagar sanciones y multas con trabajos realizados en beneficio de la comunidad. Es una propuesta constructiva y sensata, pionera en esta puñetera tierra, en este archipiélago en el que nadie hace nada positivo por la ciudadanía, salvo cobrar impuestos y atizarnos tasas a diestro y siniestro, sin que tales tributos redunden en un verdadero beneficio social, al menos visible. El alcalde Juan José Cabrera, padrino de la buena nueva, aclara que se admitirá realizar trabajos para la comunidad como vía de pago de al menos la mitad de la sanción que sea impuesta. Aunque la ordenanza tendrá esquinas, callejones y vericuetos que habrá que recorrer con calma, consultándola en el tablón de anuncios del consistorio, lo cierto es que, corriendo los tiempos que corren, estamos en presencia de un proyecto que merece el aplauso, porque no están los bolsillos del común de los mortales para dispendios, especialmente si nos percatamos de que los ingresos por expedientes sancionadores se pierden luego por el camino, generalmente en cuchipandas y merendolas de alcaldes y concejales de turno. Pagando el 50% de la multa con trabajos en favor de la comunidad, al menos sabremos algo: que la mitad del dinero de la sanción no se irá por los sumideros de un gasto público tan impúdico como irrefrenable.

Al menos, quiero decir, las ventajas del trabajo para la comunidad se podrán palpar en el cuidado de parques y jardines; en la pintura o barniz de postes de la luz o de bancos para sentarse. Los multados contribuirán a adecentar fachadas de edificios públicos, enjalbegando paredes, quitando chicles a las aceras, manguereando meaderos y cagaderos de perros, o realizando cualquier otra tarea que beneficie a la ciudadanía. Se puede ayudar a transportar la bolsa de la compra a personas mayores; recogiendo los residuos de los comedores escolares que se abren en verano para matar el hambre de niños que sufren muy duramente las consecuencias de esta crisis económica, o barriendo las colillas que los fumadores guarringones arrojan al suelo dejando las calles que dan asco. Hay mucha papa que pelar en las cocinas de las residencias de ancianos, o en las de los hospitales. Brocha en mano, los multados podrán cubrir horribles pintadas en las paredes de edificios históricos.
Se me ocurre otra idea: quien quema un monte debe ir a la cárcel. Cierto. Pero mientras cumple prisión en el talego, no estaría de más que cavara hoyos para sembrar pinos. Resultaría doblemente positivo: pedagógico y esforzado para el reo…, que es lo que nos interesa.