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Un agosto muy político

   

La situación política del Archipiélago no da tregua en agosto. Más allá de la paralización de la actividad en la mayoría de las administraciones públicas, lo cierto es que este octavo mes se está convirtiendo en uno de los más activos de los últimos años desde el punto de vista político, sobre todo, en el seno de los partidos, que se preparan para unos comicios en mayo de 2015 que están provocando tensiones internas, algunas de ellas inéditas.

El caso de Coalición Canaria (CC) es el más mediático porque, por primera vez en la historia, entre los nacionalistas se ha desatado un enfrentamiento abierto entre dos sectores que quieren colocar a su respectivo candidato en la carrera hacia la presidencia del Gobierno. En la práctica, aunque ambos quieran significar que se trata de sendos equipos o sensibilidades dentro de CC, se trata de un pulso entre Fernando Clavijo y Paulino Rivero, dos modos de ver el ejercicio de la política y, sobre todo, el futuro de CC. Será en septiembre cuando el Consejo Político de los nacionalistas decida, llegado el caso, quién de los dos tratará de alcanzar de nuevo la presidencia de la autonomía en las urnas. Ambos tienen por delante no solo el reto de llegar a ser candidato, sino de que en ese camino no salte por los aires el partido en medio de una guerra civil. Así, muchos están esperando saber quién liderará el proyecto de CC en las lista al Parlamento para posicionarse, al menos, públicamente a favor de un sector u otro. De ahí, tantos nervios. Por un lado la debilitación de la marca CC y, por otro, el miedo a moverse en una foto que aún no tiene fotógrafo. Está en juego, además, el modelo de un partido de partidos que se ha ido debilitando con el paso de los años y que debe buscar el equilibrio que siempre lo caracterizó para aunar sensibilidades tan dispares bajo el paraguas del nacionalismo, tanto desde el punto de vista ideológico como territorial.

Los socialistas canarios están más acostumbrados al rebumbio de las pugnas internas. La renovación de la cúpula del partido tras la elección de Pedro Sánchez como secretario general ya tiene eco en las Islas. Dos hombres, en apariencia dispares, como Javier Abreu y José Miguel Pérez han entrado a formar parte de la ejecutiva federal del PSOE. Todo apunta a que Pérez seguirá con relativa tranquilidad como secretario general de los socialistas canarios y que la batalla, como en el caso de CC, estará en la elección del candidato a la Presidencia del Gobierno. El nombre de Gustavo Matos es el que suena con fuerza, toda vez que apoyó a Sánchez cuando nadie parecía hacerlo y no ha sido excesivamente beligerante con Pérez. De hecho, el entorno de Matos asegura que en septiembre se presentará formalmente como aspirante a candidato. Como en la casa socialista nada es sencillo, hay sectores críticos que, por ejemplo, se han acercado a Pedro Martín, alcalde de Guía de Isora, para que se ponga al frente de otra propuesta, pero parece que el exdiputado no está por la labor. Y es que dar un paso al frente en el socialismo canario es correr riesgos. Que se lo pregunten a los socialistas de La Palma, que tras ganar una moción de censura a CC en el Cabildo, con el apoyo del PP, fueron expulsados del partido. La llegada de Sánchez abrió una puerta a la esperanza para que se pudiera dar marcha atrás al proceso de expulsión, pero la subida a los altares de José Miguel Pérez cayó como un jarro de agua fría, puesto que ha sido el líder canario uno de los más firmes defensores de la salida de Pestana y los suyos del partido por la indisciplina del pacto con los populares. Es decir, otro incendio que puede, una vez más, propagarse en las filas socialistas camino a mayo de 2015.

En el Partido Popular todo suele estar mejor atado, y más en Canarias, donde el liderazgo de José Manuel Soria sigue siendo incuestionable. No obstante, el anuncio, más o menos claro, del propio Soria de que solo volvería a Canarias si se lo pidiera expresamente Mariano Rajoy, hace que también se habrá entre los populares el debate de la candidatura más deseada. Por lo pronto, se habla mucho de María del Carmen Hernández Bento, actual delegada del Gobierno y persona de confianza de Soria, además de hermana de Enrique Hernández Bento, uno de los hombres fuertes en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo que dirige el presidente de los populares canarios. Sin embargo, la idea de renovación generacional que ha invadido a todos los partidos pone en primera línea a Asier Antona, secretario general del PP en las Islas, que se ha encargado de engrasar la maquinaria popular en ausencia del presidente. En la recámara hay otros nombres, pero parece que Bento y Antona son las opciones de peso.

El resto de formaciones también viven días de incertidumbre, pero por otros motivos. Así, Nueva Canarias está a la espera de saber si la irrupción de Podemos y el auge de Sí se puede les influye a la hora de perder peso allá donde estaban afianzándose o, por el contrario, las alianzas que están cerrando con pequeñas formaciones o particulares que se han alejado de otros partidos les ayuda a consolidar su presencia en las administraciones, sobre todo, en lugares como Tenerife o La Palma, donde no han llegado a asentarse. Con todo, será el fenómeno Podemos el que marcará muchas de las cábalas del resto de partidos. Si bien su líder, Pablo Iglesias, ha anunciado que en los comicios locales no se presentarán en todos los puntos del país, lo cierto es que sus círculos se están implantando en muchos puntos de las Islas; una expansión que, por lo pronto, dado que se supone tienen el mismo perfil para sus potenciales votantes, choca con la presencia consolidada en sitios como Tenerife de Sí se puede. Habrá que ver también qué sucede con el CCN de Ignacio González, que en las elecciones de 2011 acudió en coalición con CC, algo que no se atisba en el horizonte de 2015, ya que están presentando a sus propios candidatos, pero con González nunca se sabe y siempre ha demostrado habilidad (en las generales fue de la mano del PP) para sacar rentabilidad a sus votos.

En todo caso, todo estos movimientos, alianzas, debates internos, etcétera deben servir para la consolidación democrática dentro y fuera de los partidos. Es un ejercicio de responsabilidad de todos ellos acudir a la cita de 2015 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus electores y de aquellos que no los apoyen, ya sean en tareas de gobierno o desde la oposición. Por ello, en este agosto tan minado en las organizaciones políticas el llamamiento es a la serenidad y la razón porque lo que está en juego en unas elecciones no es un rostro u otro en un cartel o el poder de unos cuantos sobre otros tantos, sino la esencia misma de nuestra libertad y democracia.