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Aïda Ballmann: “Actuar es un viaje a un país desconocido”

   

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Por Benjamín Reyes

Aïda Ballmann (Frontera, El Hierro, 1985) es una actriz emergente que lo tiene todo para convertirse en estrella de cine. Sabe actuar, tiene presencia, encanto personal, desparpajo y habla con fluidez tres idiomas (español, alemán e inglés), fruto de una formación internacional y multidisciplinar en el mundo de la interpretación, el circo y las artes. Tras un exitoso periplo por festivales de cine en 2013, The Extraordinary Tale, su primer papel protagónico en un largometraje, se ha estrenado recientemente en salas comerciales de Estados Unidos y España. En 2014 va de rodaje en rodaje, del documental Deconstruyendo la luz a los cortometrajes Golosinas y Podredumbres. Su siguiente reto interpretativo será meterse en la piel de una madre a la que le roban un bebé al nacer en la película Muerte súbita, dirigida por Domingo Doreste.

-Viene de una familia de artistas. Su padre es el pintor Kitabo. ¿De casta le viene al galgo?

“Mis padres me han incentivado artísticamente a mí, y a mis tres hermanas. Cuando éramos pequeñas mi madre, profesora de yoga y escritora, nos compró malabares, monociclos y zancos. Mi hermana melliza y yo imitábamos las figuras de acrobacia de un libro. No teníamos televisión por lo que leíamos mucho. Nos contaban cuentos para fomentar nuestra fantasía e imaginación. Años después, las cuatro nos dedicamos al mundo de la creación gracias la vena artística que nos inculcaron”.

-¿Por qué su familia decidió afincarse en El Hierro?

“Mis padres se fueron de Alemania buscando el paraíso perdido y llegaron a un pueblo de la costa de Senegal, donde mi padre contrajo una enfermedad de la que se curó en Alemania. Luego unos amigos le hablaron de El Hierro, donde se afincaron. A pesar de que a mi padre le habían diagnosticado que era estéril, mi madre se quedó embarazada de mellizas (mi hermana y yo). Imagínate la sorpresa. Fue un parto doméstico, que contó con la asistencia de un médico y dos comadronas”.  

-¿Por qué Aïda Ballmann se mete en la piel de otras personas?

“Aprendo mucho poniéndome en la piel de otras personas, me hace ser tolerante, aprendo temáticas nuevas, me hace ponerme en situaciones que jamás viviría. Me hace descubrir partes de mí que con otra profesión no descubría. Es como si hubiera muchos yo dentro de mí. A veces, cuando me enfrento a un personaje, me encuentro con cosas inesperadas que me bloquean y tengo que buscar la salida. Es como un viaje a un país desconocido que me hace a salir de mi zona de confort y me obliga a crecer”.

-Trabajó en el Reino Unido con adolescentes problemáticos. ¿Cómo recuerda esa experiencia?

“Junto con mi hermana, permanecí seis meses en una casa de acogida. Fue una experiencia dura porque tenían una edad parecida a la mía (18). Les costaba verme como un superior. En el fondo querían sentirse arropados. Aprendí a ser más tolerante y a entender mejor al ser humano”.

-Su afán por descubrir el mundo le llevó a emprender un viaje iniciático por Sudamérica junto a su hermana…

“Tras acabar el Bachillerato decidimos cogernos un año sabático para dilucidar qué hacer con nuestras vidas. Con el dinero que ganamos en el internado británico estuvimos de viaje siete meses por Brasil, Paraguay, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Colombia y México. Viajar en plan mochilero sin hacer planes es una manera de saborear mejor cada lugar. No obstante, me impactó ver tanta pobreza. Era la primera vez que realmente la veía. A lo largo del trayecto descubrí que quería ser actriz porque quería interpretar las realidades que había visto para que la gente de otros lugares fuera consciente de ellas y se plantearan diversas cuestiones”.

-Tras un periodo trabajando en teatro infantil y callejero, participó en el parque temático Isla Mágica (Sevilla), como actriz y especialista de acción. ¿Le gustaría
protagonizar a una heroína tipo Tomb Raider?

“Sí, me encantaría. Me gusta el cine de acción. Me interesa todo lo que sea expresarme con el cuerpo. Al verme escuálida, a veces han dudado de que fuera capaz de balancearme en tirolinas o pegar patadas. Tengo más fuerza de la que aparento”. 

-También trabajó en dos montajes de la Fura del Baus.

“Quería trabajar con ellos porque apuestan por montajes arriesgados. Requerían exigencias físicas y figuras acrobáticas. No obstante, no me sentí valorada. Éramos obreros que no podíamos desarrollar nuestra creatividad. Todos acabamos lesionados”.  

-El personaje que encarna en The Extraordinary Tale alberga dudas sobre la maternidad. ¿Aïda Ballmann las tiene?

“Con The Extraordinary Tale me planteé si quería ser madre. De pequeña quería tener muchos hijos, pero, gracias a la película he decidido que, de momento no. Quiero desarrollar mi faceta de actriz. A lo mejor más adelante me lo vuelvo a plantear”.

-Recientemente ha estado en Los Ángeles en el estreno estadounidense de The Extraordinary Tale. La hemos visto fotografiada en el paseo de la fama. ¿Ansía ser una estrella de cine?

“Ansío rodar muchas películas, sentirme realizada como actriz y hacerlo lo mejor posible.  Quiero mantener mi privacidad intacta. Intento mantener un equilibrio entre relacionarme con la gente y mantener momentos de soledad, en los que preparo los papeles. Necesito intimidad para probar cosas y ver qué funciona y qué no funciona”.

-¿Qué valor le concede a la fama?

“Un intérprete necesita cierta popularidad para desempeñar su trabajo. Aunque la fama puede ser agobiante es sana si se toma con humildad. Hay actores que desarrollan demasiado su ego. Para mí es igual de importante un barrendero que un actor”.

-¿Tanta promoción no termina por cansar?

“Es agotador. Llevo sin parar desde febrero. He estado en los festivales de Berlín, Málaga, Las Palmas, Fuengirola y Cardiff (Gales), grabando en Sevilla y Granada o presentando The Extraordinary Tale en Los Ángeles. Necesito venir a las Islas para recargar pilas. Por eso voy a estar todo el mes de agosto descansando en El Hierro”.

-En la serie El tiempo entre costuras muestra otra de sus caras. Interpreta a Anka von Fries, una nazi. ¿Le atraen los papeles de villana?

“Me interesan todos los registros. No fue difícil ser dura o estricta. Es una parte que tengo dentro de mí y que la saqué a relucir con este personaje”.

-¿La sociedad alemana todavía tiene un sentimiento de culpabilidad por el Holocausto?

“En la última Berlinale vi muchas películas que reflejan que parte de la sociedad alemana todavía necesita purgar lo que pasó a través del cine”. 

-¿Cómo transcurrió el rodaje del cortometraje Golosinas (2014), de Iván López?

“Ha sido uno de los rodajes más bonitos en los que he participado. Me gusta trabajar con Iván López porque está muy pendiente del actor. La mayoría de los directores te dejan abandonada y no sabes si lo estás haciendo bien porque es difícil verte desde fuera”.

-Y de las Golosinas a las Podredumbres. Un thriller de 12 minutos dirigido por Juan Carlos Guerra. 

“Encarno a una prostituta yonqui. Prefiero papeles interesantes que tengan chicha. Me llaman los papeles complicados donde pueda mezclar la comicidad con el drama”.

-¿Qué actriz tenía como modelo cuando empezó a actuar?

“No tengo un referente claro. No quiero imitar, quiero descubrir que hay dentro de mí y sacarlo a relucir. Si alguna vez me faltan herramientas entonces recurro a determinadas películas. Por ejemplo, he visto interpretaciones de Meryl Streep que me parecen admirables”.

-En abril, mayo y junio de este año rueda como protagonista Deconstruyendo la luz, un documental dirigido por Nacho Chueca. ¿Qué nos puede contar de este proyecto?

“Es un documental que mezcla realidad y ficción, en el que interpreto a una alemana que rueda documentales. Traza un camino que indaga en el tema de la luz. Me tuve que informar de teorías del universo y de la luz que me han abierto un mundo nuevo”.

-¿Qué le depara el futuro profesional?

“A finales de año comienzo en Gran Canaria el rodaje de otra película, Muerte súbita, dirigida por Domingo Doreste. Comparto protagonismo con Laura Pamplona. Me meto en la piel de una madre a la que le roban un bebé en el parto. Quiero conocer a personas que lo hayan vivido realmente para reinterpretar esa realidad con la mayor credibilidad posible. Trabajo mucho desde las emociones. Además, trato de extraer del guion verbos y adjetivos que describan al personaje”.