Si la polÃtica y la democracia se perfumaran un poco con los valores que dieron sentido a ambas palabras, provenientes de los griegos, nada habrÃa de deslealtad ni por supuesto de ilegalidad en pulsar la opinión de la ciudadanÃa. Es más, incluso si se tuviera que poner el acento en lo desacertada de una determinada actitud, serÃa la de obviar las públicas protestas que, dÃa sà y dÃa también, llenan (menos de lo necesario) las calles de las ciudades y pueblos de toda la geografÃa de este estado que llaman España: esta especie de capa grasienta y casposa de regresión polÃtica, social y laboral que lleva untando el Gobierno del Partido Popular desde que alcanzó (con los votos de muchos que hoy le darÃan la espalda) la mayorÃa. Claro que parece que sus ‘populares’ señorÃas se perdieron o se fugaron de las clases en las que se hablaba de los derechos, incluso, de las minorÃas. Y según se ve por lo que hacen y cómo lo hacen, también llegaron tarde cuando explicaban los ‘padres de la Constitución’ que las reglas del juego democrático, como en un partido de fútbol, no se pueden cambiar a mitad del juego y porque a uno le interese. No, definitivamente hay muchos polÃticos, más de los recomendables, que piensan que son los dueños de la finca, incluso de las ajenas (como Canarias), en vez de dedicarse a hacer lo que les ha mandado el pueblo con su elección: ser portavoces de sus deseos y anhelos. Precisamente por eso es importante el programa electoral de los partidos polÃticos, porque en él deben aparecer su composición (como los productos alimenticios), los valores que defienden y el modelo de nación, comunidad o municipio que pretenden. Lo otro serÃa votar como cuando éramos unos bebés democráticos, por las caras o lo guapo o feo de los candidatos. Por todo esto, es muy recomendable consultar a la ciudadanÃa. Es un ejercicio imprescindible y democrático. Y no se preocupe por los canarios, señor ministro Soria, si no queremos sus prospecciones. Usted dice que serÃamos tontos si desaprovecháramos la oportunidad. Yo, como canario, le digo que mejor que aproveche usted la suya y se quede por Madrid o donde el destino de Repsol lo sitúe. Y si quiere venir a las Islas, hágalo con dinero y como turista, porque usted ha dejado de ser desde hace mucho tiempo un ciudadano de estas Islas. Y, por cierto, la consulta se hará, porque de hecho ya está iniciada en boca de todas las opiniones de la mayorÃa del pueblo de esta pequeña nación sin estado que se llama Canarias.
claudioandrada1959@gmail.com