Como si de un cuento se tratara, nuestra vida adquiere sentido a través de las historias que tejemos en ese telar que llamamos mente. Narramos cada recuerdo de una manera sustancial, y lo mezclamos con nuestra propia autobiografía. Todo ello se hace a través de una compleja red de estructuras cerebrales que buscan que todo cobre sentido, integrando múltiples narraciones de nuestra vida, dentro de un entramado nada sencillo que denominamos vivir. Uno de los mejores predictores de salud emocional es nuestra capacidad de encontrar coherencia en la historia que nos contamos de nuestra vida. Es tan fuerte esta narrativa interna y su coherencia con nuestra propia vida, que incluso favorece la creación de un vínculo más o menos estable con nuestros hijos e hijas. Por así decirlo, somos como pequeños cuentacuentos personales, donde cada momento de nuestra vida va a estar marcado por diferentes aspectos que van a hacer de ellos momentos felices o no. Por si fuera poco, nuestro carácter, ese temperamento más o menos feliz, es decir ese porcentaje de felicidad unida a nuestra personalidad y nuestra forma de ser, va a modular la intensidad con la que vivimos cada momento, como generador de bienestar o de infelicidad, en función de cómo vivo yo cada momento concreto de mi vida. También lo que creemos nosotros a cerca de la felicidad, es decir nuestros mitos van a modular e incidir negativamente en una vivencia, dándole el privilegio de ser vivida como auténtica. Esas ideas que hemos aprendido a través de la socialización que nos marcan unas líneas sobre lo que nos hará felices o no, y que a la larga se convierten en lastres o frenos que te impiden llegar a esa ansiada vivencia de felicidad. Seré feliz cuando encuentre a mi príncipe azul, cuando tenga dinero, cuando tenga hijos, etcétera. Es decir, vivir en un constante anhelo de felicidad. Ante todo esto, ¿qué podemos hacer nosotros para potenciar cambios positivos en nuestras vidas? Yo les diría que antes de nada, debemos de aprender a ser buenos cuentacuentos de nuestra vida, es decir, no conviertas tu vida únicamente en un drama, ya que si buscas encontraras matices que darán pinceladas de felicidad a cada momento. Esto te ayudará a cambiar tu foco de atención de lo negativo a lo positivo, pero además descubre las ideas irracionales que te impiden realmente vivir tus momentos como auténticos, para ello destruye tus mitos, permitiéndote experimentar una nueva actitud ante cada momento, pon en marcha nuevos pensamientos más positivos y descubrirás una nueva realidad a tu alcance.
*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD
ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVA
@jriveroperez