JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Considerado como uno de los parasitólogos y expertos en enfermedades tropicales más importantes del mundo, el tacorontero Basilio Valladares Hernández siempre aporta la mesura necesaria a la hora de definir y valorar escenarios como los que está generando el virus del ébola. Aunque reconoce que se trata de una patología compleja y mortífera para un continente con pocos recursos sanitarios como el africano, deja claro que resulta “casi inviable” que pueda instalarse y propagarse por Europa. Existen, no obstante, otras amenazas que serían mucho más difíciles de atajar. De todo ello habla en esta entrevista con el DIARIO.
-Primero la alerta por el dengue, luego la chikungunya y ahora el ébola. ¿Qué está ocurriendo con las enfermedades tropicales?
“Se trata de virus nuevos, de los años 70 y 80, incluido el VIH, que vienen mutados de animales y se adaptan a alguna especie próxima al hombre, como es el caso de los monos, y al final acaban afectando a los seres humanos. El desconocimiento del virus, de sus técnicas de diagnóstico y el hecho de que la mayoría no tengan tratamiento, llevan consigo que el control sea muy bajo y complejo”.
-Y especialmente complejos son los virus hemorrágicos, como es el caso del ébola…
“Sin duda. Tanto el ébola como el marburg, que es menos conocido, son virus que se difunden poco, pero son tremendamente graves. Tienen una forma de actuar en la que se fijan a las paredes de los vasos sanguíneos y a determinadas células y generan cuadros de fiebres altas, cefaleas, dolores articulares fuertes y, sobre todo, producen hemorragias internas que generan fallos multiorgánicos en las personas. Y no hay terapia ni vacuna. Aun así, ambos tienen una gran ventaja, y es que solo se transmiten por contacto directo, por lo que en un continente como el africano, que tiene millones de habitantes, solo hay unos 2.000 afectados; esto quiere decir que las posibilidades de transmisión son limitadas ”.
“El tráfico ilegal de animales sí puede suponer un grave problema de salud pública”
-¿Y cuáles son sus formas de transmisión entonces?
“Hay que estar en contacto directo con la persona para contagiarse, con sus fluidos biológicos, como la saliva, la sangre, el vómito, la orina, el sudor…”.
-¿Por qué se transmitido tan rápidamente el ébola en esta ocasión?
“El ébola es un virus que apareció en el ámbito rural, cuyos brotes se controlaban por sí solos, porque las posibilidades de contagio eran escasas. Lo transmitían los murciélagos o los monos, y por eso se daba en zonas donde se consume carne de mono, porque al prepararla se entraba en contacto con su sangre y sus residuos. Pero ahora el virus se ha metido en la ciudad, y esto le da un matiz epidemiológico distinto, porque se ha ido extendiendo. Incluso ha entrado en los hospitales, lo que ha provocado que hayan muerto médicos y enfermeros que estaban tratando pacientes afectados. Todo eso ha provocado un enorme desconcierto. A ello hay que unirle dos circunstancias: por un lado, los escasos medios con los que cuentan los hospitales africanos y la propia mentalidad y la forma de pensar de la gente de las zonas donde está instalado el ébola. De hecho, hay personas que piensan que el mal está en los hospitales, e incluso han estado a punto de quemar algunos centros. Eso lleva consigo mayor diseminación del virus, y cuesta más controlarlo en un entorno familiar o en un entorno sanitario con pocos medios”.
-Una vez que ya está extendido, ¿cómo se puede controlar?
“Realmente, no lo sé. Se están articulando una serie de medidas, que son las que están escritas en todos los protocolos de actuación de la Organización Mundial de la Salud. Pero medidas así darían un resultado fantástico en una población como la nuestra, pero es muy difícil que den ese mismo resultado en poblaciones como las que están afectadas por la enfermedad. Porque ahí interviene la cultura, el nivel social, las creencias, etcétera, y todo eso dificulta enormemente la erradicación de la enfermedad”.
-En cualquier caso, hay que dejar claro que es muy complicado que el virus llegue a España o a Canarias y que se pueda propagar, ¿no es así?
“Por supuesto. Es dificilísimo que se genere un brote en Europa, en España o en Canarias. Yo admito que se dé la posibilidad de que llegue un enfermo, pero de ahí a que se genere un brote y se extienda por la población, no es viable. Aquí la gente entiende las recomendaciones que se dan, los hospitales están preparados, hay unidades de aislamiento y profesionales cualificados, lo que hace casi imposible que se genere un brote en nuestro país. Cada año llegan turistas con malaria, dengue o incluso ébola, pero de ahí a que se produzca un brote, es casi imposible”.
“A los gobiernos antes no le interesaban las enfermedades tropicales”
-La preocupación de los expertos como usted radica ahora en la posibilidad de transmisión de estos virus a través del tráfico ilegal de animales. ¿Es algo tan grave?
“Mucho. Eso sí me preocupa muchísimo, porque no es controlable. Si por ejemplo se introduce ilegalmente un mono afectado y ese animal entra en contacto con personas, que además cuando el animal enferma lo suelen soltar, se puede generar un serio problema de salud pública. Hace poco nos encontramos con un niño tinerfeño, que nunca había salido de España y sin embargo había desarrollado un parásito de un animal silvestre que solo se encuentra en Estados Unidos. Eso significa que ese animal había sido introducido ilegalmente. Hay mucha gente irresponsable e inconsciente que se salta las inspecciones sanitarias y meten animales sin ningún tipo de control. Eso sí nos puede generar un grave problema aquí, porque cuando queramos controlarlo puede haber ya muchos afectados”.
-Esos animales que se introducen de manera clandestina son, por tanto, mucho más peligrosos que por ejemplo las personas que tratan de entrar ilegalmente en el país en patera o cayuco…
“Por supuesto. El ébola no va a entrar en patera, es prácticamente imposible. Con lo grave que es esta enfermedad, es inviable que esas personas puedan aguantar una travesía así si no están sanos. Morirían por el camino. Es más fácil que venga en avión que en patera; y aun así, los protocolos de detección y seguimiento de esas personas harían inviable que se expandiera el virus más allá de algún miembro de su familia y a través del contacto directo con el enfermo”.
-¿Qué le parece que se esté utilizando un medicamento experimental para tratar el ébola?
“Creo que, aunque ahora se estén empleando algunos medicamentos con carácter urgente, hasta dentro de tres o cuatro años no podremos ver resultados concluyentes. Y, sobre todo, lo que de verdad espero es que esas vacunas se puedan aplicar y distribuir en los países más desfavorecidos, y no se pongan solo a las personas que puedan pagarlas”.
-¿Son las enfermedades tropicales, en estos momentos, las grandes desconocidas y las más preocupantes para la salud pública?
“Creo que sí. Las enfermedades tropicales han estado abandonadas durante muchos años, porque afectaban al mundo del trópico, que no tenía medios económicos y no importaba a la comunidad internacional. Pero ahora, la globalización, el comercio y el turismo han hecho que muchas de esas patologías estén afectando al mundo desarrollado. El VIH es un claro ejemplo de eso, y fue lo que hizo que se empezaran a dar fondos para investigar estas enfermedades. Ahora se está iniciando el desarrollo de estudios más en profundidad sobre algunas de estas afecciones, aunque quizá han tenido que ocurrir problemas de salud pública como los que está generando el ébola, para que los gobiernos y las administraciones se den cuenta de la necesidad de invertir en investigación. Porque si el ébola se hubiera mantenido en la zona del río Ébola donde apareció y en los países de alrededor, los fallecidos solo serían unas cifras más en las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud”.