Cuando no tengas nada mejor que hacer este verano y desees ver una obra maestra del cine te recomiendo Magnolia, de Paul Thomas Anderson (1999), pero te invito a que la veas desde un punto de vista coaching:
No creo que la pelÃcula gire en torno a los remordimientos, como he leÃdo por ahÃ, sino que más bien pienso que plantea el tipo de conflictos que surgen en las personas cuando, a pesar de haber conseguido lo que aparentemente deseaban, se sienten tan extraordinariamente vulnerables ante las circunstancias que escapan a su control que ansÃan con todas sus fuerzas ser otra cosa o llevar vidas completamente distintas.
Entre la caterva de personajes que te presenta el guión descubrirás a alguno que se parezca a ti. Esto te ayudará a comprobar que, como espectador, eres un personaje más de la pelÃcula puesto que si esos seres de ficción están interrelacionados entre sà de igual modo tú también mantienes un vÃnculo al rompecabezas por tu identificación con una de las piezas.
Dice Rafael EcheverrÃa en su obra OntologÃa del lenguaje que somos seres lingüÃsticos y que construimos la realidad según nuestras declaraciones.
He contado en la pelÃcula más de un centenar de actos lingüÃsticos esenciales para la trama: preguntas de desafÃo, diálogos internos, declaraciones de amor, acuerdos y pactos… En el fondo, todo en Magnolia gira en torno al lenguaje y al uso que le dan sus personajes para construir o para destruir. Te invito a que reflexiones al terminar de verla sobre cómo utilizas tú semejante poder.
Por último, no te dejes impresionar por su duración (más de tres horas) puesto que si te engancha llega un momento en que no deseas que termine. ¡Que la disfrutes!
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