Tu “prima pequeña” ya tiene diez años. Más bien, tu nieta. Por más que quieras ser una prima más, siento decirte que siempre serás mi querida abuela. Mummy. Bueno, como te iba diciendo: diez añazos. Una enana enorme, con sus pinturas de uñas y sus bolsos. Además, hace un tiempo que somos dos más en la familia: una nieta casada y… ¡por fin hay un perro por casa! Tú bien sabes que era mi deseo cada Navidad. Agitaba todos y cada uno de los regalos que ponían mi nombre para ver si escuchaba un ladrido (aunque también me conformaba con un maullido, la verdad). ¡Ay, abuelita! Te encantaría. Sobre todo porque a él, por mucho que le des de comer, no se te quejaría. No es de los míos… te diría de repetir. Y tú, encantada de engordarlo. ¡Como si te viera!
Por cierto, abuela: ya he terminado la carrera. Y no, no es lo que piensas: medicina siguen siendo seis años. Entenderás, por tanto, que no soy médico. Mi decisión terminó cogiendo otro camino, cambiando la cirugía por la escritura, el fonendo por el micrófono y las ecografías por las cámaras. ¿Sorprendida? Ay, abuelita… que no te sorprenda. ¿A ti te voy a contar de las vueltas de la vida, de los giros inesperados y las idas y venidas? Todo cambia de un día para otro. Aquí, entre tú y yo: han cambiado tantas cosas. Muchas, ¿eh? Créeme. Con decirte que ya soy conductor… Sí, abuela: yo conduciendo. Hace ya casi un año. Cómo pasa el tiempo… Demasiado rápido. Tanto, que hace ya cuatro años que te fuiste.
Se dice pronto. Cuatro años, Mummy. Cuatro años que han dado para que hayan mil inventos nuevos, menos espacio en la caja de recuerdos y kilos que vienen y van (pero sí, descuida, que estoy comiendo bien… o lo intento). Cuatro años en los que siempre has estado presente, de un modo u otro, en los quehaceres de nuestras vidas. Tus expresiones han quedado marcadas en cada arruga de Papá; tus manos y talento, en la cocina de la chef de la casa (sí, abuela: Shaila es chef). Mamá con tu fuerza y Chacha, con matices de tu carácter. Sé que, desde donde quiera que estés, sigues deseándonos lo mejor, pero descuida: aquí seguimos. Cuidándonos, queriéndonos y queriéndote. Y cada día, más