Tras casi cuatro décadas de lucha, Estela de Carlotto, titular de la Ong argentina Abuelas de Plaza de Mayo, logró su sueño de reunirse con su nieto, robado por los grupos de tareas de la dictadura, que secuestraban, torturaban y asesinaban a verdaderos y presuntos miembros de grupos terroristas. Entre sus victimas estaba la hija de Estela, quien dio a luz en una prisión clandestina, fue asesinada y su hijo entregado ilegalmente en adopción. Carlotto es ejemplo de lucha con objetivos claros. Encontrar los 500 niños en igual situación que su nieto. Lucha iniciada de manera contemporánea con Madres de Plaza de Mayo, pero siempre por carriles distintos al de una de las fracciones de esta última -la liderada por Hebe de Bonafini- pues Carlotto se apartó siempre de toda expresión política o ideologías, mientras Bonafini adhiere al marxismo-leninismo, justifica el criminal accionar de las agrupaciones terroristas Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y ETA. Pero Carlotto, aunque pueda criticársele que, por la extorsión característica del kirchnerismo, es obligada a participar de actos proselitista a cambio de ayuda logística y económica, y hasta se le implicó en la persecución injustificada de los hijos de la presidenta del Grupo Clarín, insistiendo con que eran hijos de desaparecidos, para destruir a esa persona, y desacreditar al grupo mediático-periodístico por desnudar la corrupción kirchnerista que ridiculizaría a la de los Pujol, no olvidó sus objetivos. Siempre supo “esquivar el bulto” (refrán argentino) y seguir fiel a estos pese a todo: Encontrar los niños. Le faltan casi 400, ya adultos como su nieto. En este momento Estela de Carlotto tiene la merecida alegría de quien se atrevió a enfrentar a los genocidas cuando nadie. La de abrazar a su nieto. Seguro no dará por cerrada su lucha.
gerardoctkc@gmail.com