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Decepción histórica

   

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EUROPA PRESS | Santa Cruz de Tenerife

La selección española de baloncesto se ha despedido de su Copa del Mundo después de sucumbir ante Francia en el duelo de cuartos de final celebrado en el Barclaycard Center de Madrid (65-52), donde el equipo de Juan Antonio Orenga mostró su peor cara, atenazado por los nervios y por la presión de la anfitrión hasta desembocar en una eliminación que, de paso, podría liquidar una generación histórica.

Envuelta en una esponjosa nube de elogios y parabienes. Así llegaba España al cruce de cuartos de final por méritos propios, después de seis partidos abofeteando rivales sin temblar, entre ellos la propia Francia, que llegaba con la lección aprendida. Los triples de Boris Diaw (11-2, min 4) enmudecían un Barclaycar Center que había hecho propósito de enmienda después del frío partido contra Senegal.

Cogió la responsabilidad el capitán Juan Carlos Navarro, protagonista de las primeras penetraciones para aclarar el nebuloso juego español. Un parcial de 0-10 ponía al anfitrión por delante (11-12, min 8) y la afición barruntaba que su equipo se iba a disparar en el marcador, que el mal inicio pasaría a la historia como una anécdota en el camino del campeón.
Los hombres de Vincent Collet aprovecharon elos nervios de los españoles en el segundo cuarto, cuando siempre coinciden en cancha los tres bajitos Rodríguez, Calderón y Llull, los dos últimos emparejados con rivales mucho más poderosos físicamente como Batum y Gelabale. El gigante Gobert ametralló con dos mates mortales de necesidad, aunque Ibaka taponó la tercera intentona.

El mal día había llegado. Ante el vecino. Ante el campeón de Europa. Ni un triple de Calderón, primero del equipo después de diez intentos, podía calmar la situación (35-28 al descanso).
Derrota

Con Llull en el quinteto, garantía de poción mágica para toda la aldea, España empezó arramplando en la segunda parte, jaleado por un Palacio de los Deportes que elevaba lo decibelios al máximo nivel visto hasta la fecha en esta Copa del Mundo. Un parcial de 6-0 y dos posesiones agotadas sin ni siquiera tirar obligaban a Collet a echar el freno con un tiempo muerto.
Con el partido empatado (39-39, min 25) restallaron las rencillas entre dos viejas rivales que acumulan un puñado de reyertas importantes en los últimos años. Llull salía volando al parqué en una trifulca y los jugadores pecheaban señalando culpables por aquí y por allá.

Entre tantos nervios, un alley-oop entre el Chacho y Rudy desahogaba al respetable y situaba a España por delante a falta del último cuarto (42-43).
Francia, que al fin y al cabo jugaba el teórico rol de víctima, sólo había anotado siete puntos en el tercer cuarto, buena muestra de que todos, llevaran camiseta blanca o roja, respiraban la misma presión. Pero Francia empezó a filtrarla mejor, a ser más rápida y demostrar su peligrosidad. Mantuvo la calma y empezó a mover mejor la pelota, procurándose un parcial de 7-0 que llevó el terror a Madrid (51-45, min 34).

Juan Antonio Orenga optó entonces por el equivalente al patadón en el fútbol, esto es, balón al mejor y rezar. Pau Gasol no eludió su responsabilidad, pero Thomas Heurtel replicaba al otro lado de la cancha y Francia tocaba la victoria con los dedos, dominando por cinco puntos a falta de 1.50 (57-52). Precisamente fue el base del Laboral Kutxa quien liquidó la contienda con un triple a falta de un minuto (60-52) en un recinto que, después de enmudecer con el acierto del habilidoso base galo, acabó pidiendo a gritos la dimisión de Orenga.