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Los diputados vuelven al cole – Por Conrado Flores

   

Al igual que comienza el curso escolar y los alumnos vuelven al colegio, también comienza el curso político y los diputados vuelven a esta especie de aula gigante que es el parlamento. Allí se darán cita todo tipo de alumnos en representación de los millones de tristes votantes de este país.

Y como en cualquier aula, en el congreso de los diputados hay alumnos aplicados, de esos que levantan la mano, respetan el turno de palabra y con frecuencia se saben la lección y tienen alguna respuesta inteligente. Lamentablemente, estos son una minoría. Por el contrario, encontramos gran cantidad de “alumnos mueble”, de esos que están escolarizados porque en efecto están dentro del Palacio de las cortes pero que están desmotivados. Están allí por los privilegios, los viajes en primera y el iPad.

Es por todos conocido el mal clima del parlamento, donde los gritos, las interrupciones y las descalificaciones no son propias de diputados bien educados. De manera habitual hay mucha indisciplina y mientras el profesor Jesús Posada está despistado, algunos de los alumnos más conflictivos se mofan de sus compañeros o directamente los acosan, faltándoles al respeto amparados por la fuerza del grupo.

Según los profes, todo ello se debe a la enorme diversidad de un aula de 350 miembros en la que confluyen gran cantidad de alumnos hiperactivos, con desfase curricular, con medidas judiciales y absentistas, junto a un importante número de repetidores de mayor edad, lo cual explica de algún modo las bajas calificaciones que van cosechando año tras año.

A pesar de que muchos atienden, hacen los deberes y son puntuales en su llegada al parlamento, el alto nivel de fracaso escolar se debe principalmente a que la mayoría no atiende a las explicaciones, no hace las tareas y pierde el tiempo de clase en otros menesteres como jugar con el móvil o dar una cabezada.

Según parece, y al margen del parlamento gallego donde estos días se han estado llamando “inútiles” y “gilipollas”, el regreso a las aulas del congreso ha estado lleno risas y de alumnos intercambiándose anécdotas del verano. “Yo estuve en Mallorca”, se le oía decir a uno. “Pues yo con la Merkel”, se le escuchaba al de la primera fila. Pero sobre todo, se hablaba de un alumno nuevo con coleta al que llamaron friki y que llegará a clase el año que viene. Un chico conflictivo del que dicen que la va a liar.