Ocho años de crisis económica son muchos años para unas islas como Canarias, no menos para el resto del país español. ¿Cuándo terminará esta tortura psicológica y física de tan depredadora crisis económica? Pregunta que se hacen millones de personas que actualmente no tienen ninguna esperanza de conseguir un empleo que les permita asegurar un futuro mejor, especialmente aquellos que tienen más de 40 años. Los nuevos cambios políticos, el sacrificio de los ciudadanos en soportar los brutales recortes, aquellos que han perdidos sus casas, la desaparición de las pequeñas y medianas empresas y una reforma laboral de la cual presume el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, han motivado que España, junto con el resto de las comunidades autónomas, aún no vea luz al final del túnel. Muchos han sido y siguen siendo los temas que el Gobierno de Rajoy prioriza, con el propósito de desviar la atención de los ocho millones de personas que están en situación límite, donde muchos de ellos viven en el umbral de la más terrible de la pobreza. Ni que decir de todas aquellas personas que han tenido que emigrar obligatoriamente a otros países de Europa en la búsqueda de una vida laboral con mejores perspectivas que las que en la actualidad tiene España. España es la “madre” en crear leyes para que el ciudadano pague más impuestos. Por otro lado, a los que son pensionistas y los que están a puntos de serlo, les invade una inquietud, dudas y desconfianza ante el peligro o riesgo de ver sus futuras pensiones privatizadas en un futuro no muy lejano. ¿Sobran políticos en España? Por supuesto. ¿Sobran políticos aforados en España? Sin duda. ¿Sobra personal de confianza en las comunidades autónoma? Muchos. ¿Sobran “enchufados” en las Administraciones Públicas de las autonomías española? Una barbaridad. La nueva reforma laboral ha servido para quitarles muchos derechos a los trabajadores españoles, presencia y fuerza en el mundo sindical en las empresas y mesas de negociaciones. Los convenios laborales son una parte que ya pertenece a un pasado que alimentó muchos sueños, ilusiones y puestos de trabajo. ¿Tenemos talentos en nuestro país? Muchos, pero estos no han sido valorados ni apoyado por los Gobiernos español de Zapatero ni de Rajoy. ¿Somos un país más debilitado? Sin duda. Los bestiales recortes económicos en la sanidad pública, cultura, bienestar social, ley de dependencia, ciencia, agricultura, etc., nos hacen ser un país con menos credibilidad y con menos futuro europeo. Sin embargo, sí que debemos sentirnos orgullosos de ser un pueblo que ha sabido luchar con sacrificio, lágrimas y esfuerzos. Desde los contenedores de la basura hasta vivir en las cuevas de los barrancos, con dignidad y valentía, para que la clase política y sus respectivas familias sigan viviendo con los estómagos llenos sin perder su calidad de vida.