Rivero y Pérez, unidos en el destino
DOMINGO NEGRÍN MORENO
En Coalición Canaria se ha aplicado el método filosófico de andar hasta el abismo, llegar al borde y tirar a alguien para volver a empezar. El sacrificado ha sido esta vez Paulino Rivero. Así resume la situación un asistente al Consejo Político del viernes, que proclamó a Fernando Clavijo candidato a la presidencia del Gobierno regional por 66 sufragios en la segunda votación tras la retirada del otro.
Rivero se agarraba a José Miguel Pérez para no caerse, pero el vicepresidente soltó las manos y saltaron los dos. El Ejecutivo está ahora en el aire. Ambos tropezaron con las circunstancias. Habían comprado las zapatillas en la misma tienda para continuar la marcha. Les perdió que sus propios compañeros les cambiaron el recorrido y extraviaron el rumbo. Por último iban dando tumbos y acabaron cavando su tumba. Eso sí, los consuelan echándoles flores.
Si bien la decapitación electoral no resta legitimidad al bipartito, la oposición va a encontrar un filón en lo que queda de legislatura y se apoyará en la supuesta debilidad para incrementar la potencia de la corriente alterna. En lo que respecta al PP, las encuestas ponen los pelos de punta. Están atemorizados por el peligro de electrocución y el cuadro de mando lleva una pegatina con la advertencia de no meter los dedos en el enchufe. La dificultad de tramitar las leyes pendientes por fugas de energía coloca al grupo popular en disposición de ocupar una butaca en la pista de baile a la espera de que Clavijo elija pareja.
De los tortazos a los besitos. El miércoles, Francisco Hernández Spínola (PSOE) y Australia Navarro (PP) coprotagonizaron una escena de sofá en el Parlamento. No se escondieron. Lo hicieron con transparencia, en una rueda de prensa después de un encuentro en un cuarto. El consejero de Presidencia y la extitular del departamento abrazaron el consenso como anticipo de una colaboración institucional flexible. En adelante se verá que el equipo de Asier Antona habrá adaptado su estrategia. Sin renunciar al ataque, intentarán ser más creativos, desistirán del juego sucio -si es que en alguna ocasión lo han practicado- y recogerán los balones sueltos en el área. En este torneo amistoso, el PP ejercerá el papel de árbitro entre CC y el PSOE. Procurarán que la alineación no sea una enajenación. En las tres formaciones se aconseja evitar hacer leña de los árboles derribados, porque la desgracia ajena no da madera de calidad. Al contrario, impide ver el bosque de la regeneración.
“¿A quién le gusta no ganar?”, se preguntó Paulino Rivero ante los periodistas. El presidente asumió la derrota “con mucha dignidad y responsabilidad”, transmitió una de las 91 personas que desfilaron por la urna instalada en la achicharrada sede chicharrera de CC.
“Es el fin del mundo para los medios de comunicación”, ironizó este avalista de Rivero en alusión a la “tranquilidad” con la que se ha producido el desenlace del enredo.
“No hubo heridos”, confirma una asesora de Clavijo. “La gente se relajó en la segunda ronda”. La única temperatura que se disparó fue la del termómetro. Las lágrimas de alegría compensaron el excesivo sudor.
Al día siguiente, la ilusión perseguía a Ana Oramas. La exalcaldesa de La Laguna y actual diputada de CC-NC en el Congreso rebosa entusiasmo. La felicitan en la panadería, los taxistas, por la calle… Aplauden incluso desde fuera de Coalición.
Con idéntica esperanza afrontan el cambio en el PSOE. La renuncia de José Miguel Pérez lanzó a Gustavo Matos, que formalizó el anuncio de su candidatura en la ejecutiva del jueves. La cita se retrasó porque el secretario general marcó en su agenda una cita con Carolina Darias, a quien secretamente postula como sustituta suya. Aunque Pedro Sánchez le movió la silla y lo acomodó en la dirección federal, él no se queda quieto.
Junto a Matos y Darias, para las primarias del 19 de octubre, abiertas a la participación de los simpatizantes, también suenan Patricia Hernández y Paquita Luengo. El PSOE es un pañuelo.
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