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Un ciclo de conferencias estudia el papel que desarrolló la sanidad durante la I Guerra Mundial

   

DIARIODEAVISOS.COM | Santa Cruz de Tenerife

Cinco expertos hablarán sobre los avances en la medicina así como del empleo de armas químicas en el conflicto y de la mal llamada gripe española, una enfermedad que asoló Europa tras finalizar la Gran Guerra y que provocó miles de muertos

La sanidad en la Primera Guerra Mundial. Un centenario de horrores y avances es un ciclo de conferencias que se desarrollarán en el antiguo acuartelamiento de Almeyda, en pleno corazón de Santa Cruz de Tenerife, entre octubre y noviembre y en la que participan cinco destacados expertos.

Estas jornadas tienen como objeto desvelar el protagonismo que tuvo la sanidad durante los años de la Gran Guerra (1914-1918), periodo en el que mientras se combatía en las trincheras de Europa paralelamente se desarrollaban grandes avances en las medicina.

El presidente de la Asociación Canaria de Historia de la Profesión Enfermera y responsable de Investigación, Docencia y Bioética de la Unidad Multiprofesional de Salud Mental de Tenerife, Francisco Javier Castro Molina, inaugurará el ciclo el 30 de octubre y a las 20 horas tras una charla de contextualización histórica que se desarrollará media hora antes.

La conferencia de Castro Molina lleva por título Las enfermeras en la Gran Guerra. Profesionalidad, entusiasmo y entregada labor, y en ella el especialista destacará el protagonismo de todas estas profesionales y en especial de la labor desarrollada por Edith Cavell, quien contribuyó a forjar el desinteresado trabajo de las cuidadoras en los campos de batalla de Bélgica.

El ciclo de conferencias La sanidad en la Primera Guerra Mundial está organizado por la Asociación Cultura TuSantaCruz, el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias y el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife, y continuará el 7 noviembre a as 19.30 horas con la intervención del presidente de la Sociedad Canaria de Historia de la Medicina, Justo Pedro Hernández González, que impartirá la charla Una extraña niebla en las trincheras: gases tóxicos donde expondrá cómo el empleo de estas armas químicas en la I Guerra Mundial fue una de las grandes innovaciones bélicas del conflicto y en muchos casos incluso influenció en la marcha de la Guerra.

El catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de La Laguna, jefe del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y académico numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Santa Cruz de Tenerife, Claudio A. Otón Sánchez expondrá el 14 de noviembre y a las 19.30 horas la conferencia Marie Curie y la I Guerra Mundial, donde revelará el papel que prestó esta científica aquellos años a través de los gabinetes radiológicos, algunos de ellos móviles, que fueron inventados por ella.

Las dos últimas intervenciones del ciclo se producirán el 20 y el 28 de noviembre y estarán protagonizadas por el teniente coronel médico, especialista en aparato digestivo y jefe de los Servicios Sanitarios del Cuartel General del Mando de Canarias, Julián Tomás Mingo Regúlez y el catedrático de Medicina Preventiva Salud Pública de la Universidad de La Laguna y jefe del departamento de Microbiología y Medicina Preventiva del HUC, Antonio Sierra López, quienes impartirán respectivamente las charlas La medicina militar en la I Guerra Mundial y La gripe de 1918: la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad.

En la primera de las charlas, Julián Tomás Mingo ofrecerá una visión de la sanidad antes y después de la Gran Guerra, y cómo reaccionó la medicina y sus profesionales que eran hasta ese momento un colectivo escasamente valorado.

El doctor Antonio Sierra López hablará sobre la terrible enfermedad que entre 1918 y 1920 asoló el planeta y que provocó unos 50 millones de muertos. Mal llamada gripe española, numerosos estudios sitúan su origen en los Estados Unidos de Norteamérica donde fue importada a Francia por las tropas estadounidenses. Esta gripe ha sido considerada como la madre de todas las gripes posteriores sin que afortunadamente ninguno de sus descendientes haya conservado su virulencia, que fue especialmente efectiva aquellos años entre los grupos de edad de 20 a 40 años