La selección española de fútbol salió derrotada de su visita a Eslovaquia (2-1) en la segunda jornada de la fase de clasificación para la Eurocopa de 2016, en un partido pobre, sin ritmo y sin apenas ocasiones para cambiar el discurso de su rival, merecedor de los tres puntos y en convertirse en el primer verdugo de la ‘Roja’.
El equipo de Vicente del Bosque tuvo que hincar la rodilla. Sin alma, sin fútbol y lejos de la versión que maravilló al mundo, España perdió 25 partidos después en una fase de clasificación. Zilina engrosa ya una lista en la que también están Nicosia, Solna o Belfast, todas ellas ciudades que albergaron una derrota con mayúsculas.
En realidad, España tiene más problemas de los que pensaba. El espejo seguÃa hablando de su belleza, pero la realidad era bien distinta. A la sorprendente eliminación en el Mundial de Brasil, con el relevo generacional correspondiente, se le ha unido una alarmante falta de ambición y un mar de dudas. Nadie sabe qué hacer con el balón. ¿Insistir en Diego Costa? ¿Buscar al espacio a Paco Alcácer?
La fórmula no está clara y Del Bosque sigue enredado en encontrar las variables que le permitan recuperar el crédito. Cuando no funciona una idea, el marqués se empecina en repetirla, consciente de que su equipo no solo ha bajado el nivel en los últimos meses, sino que apenas trasmite una millonésima parte de lo que lo hacÃa hace menos de dos veranos. No hay pegamento emocional y eso, cuando la camiseta es roja, es un arma de doble filo.
No salió nada. España estuvo espesa, lenta e incapaz de sorprender a un equipo que ocupa la posición 40 en el ranking de la FIFA, pero que tiene una cosa que no tiene la Roja: su insaciable hambre y sus ganas de gustar. Condición que sà tenÃa España aquel verano de 2008, y el de 2010 y el de hace dos, cuando conquistó la Eurocopa que todavÃa defiende.
Koke fue el más activo en la sala de máquinas, pero no terminó de encontrarse, algo que le ocurre cuando cambia las rayas de su Atleti. Aún asÃ, el vallecano fue quién más buscó al que fuera su compañero en el Manzanares, Diego Costa: el centro de todas las crÃticas y la diana de todos los azotes. El del Chelsea tuvo la redención al cuarto de hora con un cabezazo y también con un disparo cruzado, pero sigue negado en su experiencia con España.
Los primeros minutos no fueron malos, pero los eslovacos continuaron fieles a su idea: juntos atrás y optar por la salida en el repliegue. Para colmo, Casillas les metió en el partido con un regalo en el saque de una falta. Bien es cierto que cinco minutos antes el mostoleño evitó el primero, pero todo era más leña para el capitán, que esta semana habÃa vuelto a hacer amigos en una entrevista televisiva.
El cancerbero del Real Madrid no pudo detener un lanzamiento frontal que se envenenó en el último momento. Eslovaquia, que no tiene grandes páginas de historia, disfrutó del momento y entregó el balón a España, que miraba al césped con recelo. Los de Jan Kozak, sobre todo Skrtel, rascaron un par de veces la tibia de Silva, bastante desaparecido, y la de Iniesta, que asumió sin suerte el rol de lÃder.
Asà se alcanzó la segunda parte, con más picante, pero sin el carácter necesario para romper el partido, encontrar un punto de inflexión y frenar cualquier posibilidad de duda. Busquets, uno de los que más sufrió, estuvo a punto de acertar con una tijera, al igual que Costa en un mano a mano que detuvo Kozácik, otro de los más destacados.
Sentencia
El portero de Eslovaquia tuvo su noche, seguramente la mejor que le contempla desde que se dedica al fútbol, pero ese no es motivo para los españoles, que pudieron empatar a ocho minutos del final gracias al olfato de Paco Alcácer. El delantero del Valencia recibió un pase de Jordi Alba, templó y definió con pulso de cirujano.
Su segundo gol como internacional absoluto en su segundo partido. Una estadÃstica demasiado jugosa para que los enemigos de Diego Costa no echen mano. En cualquier caso, el problema para España vino en esos minutos finales.
Stoch, con un cabezazo certero, mató a Casillas (1-2, min 87), pero sobre todo a una selección que no desprende tanto brillo como meses atrás. El Mundial de Brasil colapsó a una Roja que todavÃa sigue buscando el norte, un camino por el que disfrute y haga disfrutar. ¡Qué largos serán estos dos próximos años!.