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El fracaso – Por Wladimiro Pareja Ríos

   

Nuestra sociedad está enfocada hacia la cultura del éxito: “hay que ganar, hay que triunfar”, “yo tengo aquello y lo otro”. Y este es el motivo por el que nuestros fracasos quedan escondidos, ya que suponen la humillación de “no haberlo logrado” y por lo tanto surge la vergüenza. No hablamos abiertamente de nuestros tropiezos y sin embargo la naturaleza está constantemente fracasando, abortando, así, por cada cosa que se logra hay al menos diez que se pierden. Fracasar pues, no es la excepción, es la norma y entonces ¿porqué no convivir con ella con más naturalidad? El fracaso supone una oportunidad para aprender, siempre y cuando estemos abiertos a ello, nos ayuda a fortalecernos, a ampliar nuestros límites y mejorar. Para ello les invito hoy a hacerse la siguiente reflexión: ¿Cuál ha sido mi mejor fracaso?… Y una vez contestada, ¿qué aprendí de ello?…
Pongamos el caso de la persona que se dedica año tras año a preparar oposiciones (llamado oposicionista experto) o el de aquella pareja que, aunque lleva muchos años juntos, han agotado su relación pero que por la fuerza de la inercia siguen porque sí. Ellos no han aceptado el fracaso. En el mismo espectro, otras personas, enfocadas y desarrolladas en la cultura del éxito, se afanan por tener más y más, creen que cuanto mayor sean sus riquezas, más éxito tienen. Suplen el ser por el tener.

He visto a un hombre sencillo al final de su vida con una sensación profunda de haber vivido y he visto a un hombre “de éxito” al final de su vida con sensación de vacío y paradójicamente de haber fracasado. Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford, nos dice que nos enfrentamos al fracaso desde lo que creemos sobre el éxito, y nos señala personas de mentalidad fija, que piensan que su éxito es derivado de su talento innato, y otras personas que piensan que es incremental, que se desarrolla por el esfuerzo por mejorar. Los primeros se enfrentan a los retos como una oportunidad para mostrar su talento innato (los fracasos para ellos significan que no tienen suficiente talento), mientras las personas con enfoque incremental ven el fracaso como una estrategia para mejorar y por lo tanto fracasar no es humillante, sino que por el contrario supone una evidencia de que se están esforzando y una oportunidad por ampliar sus límites actuales. Fracasar es una estrategia que utilizan para fortalecerse y mejorar. Recientemente mi hijo de 5 años estaba frustrado por no lograr resolver un puzle y recordé unas palabras de mi padre: “Sigue intentándolo y piensa nuevas alternativas”, así que me puse al lado de mi niño y lo acompañé, pero eso sí, sin resolverle yo su dilema.
Finalmente, lo felicité por su tremendo esfuerzo, más que por el resultado. Mi hijo aprendió a tolerar mejor la frustración, aprendió a arriesgarse, se fortaleció y siguió intentándolo. Una experiencia útil para su futuro.
*PSICÓLOGO
wladimiropareja@gmail.com.