Mientras se disipan las alarmas histéricas infecto infecciosas, esta semana nos ha llegado una noticia que resulta deliciosamente cinematográfica por su aspecto mas surrealista y no carente de cierto grado de chusquedad.
Me refiero a la detención de un pibe de tan solo veinte años que, con la supuesta intención de forrarse, se ha hecho pasar a los largo de los últimos años por asesor del Partido Popular (PP) y amigo del rey Felipe VI.
Viendo la foto del interfecto, hay que reconocer que el tipo se lo ha currado: pelo engominado, corbata y traje caro y sempiterna pulsera con la bandera de España. Se trata de una iconografÃa reconocible que bien pudiera haber cambiado pero solo ligeramente en el caso del PSOE. En este último caso, prescindirÃamos de la pulserita patria y de la gomina.
El muchacho acudÃa a todos los saraos de la alta sociedad demostrando un impecable estilo, llegando incluso a alquilar coches de gama alta para su entrada triunfal a los actos de los populares. En realidad, el tal Francisco Nicolás no tenÃa nada que ver con el Partido Popular y sin embargo en su Facebook están las fotos con la plana mayor de los conservadores, incluso con José MarÃa Aznar en un acto de las FAES.
Me cae bien este tipo, si bien ha incurrido en un delito. No puedo evitar pensar en otro impostor más delicioso y patológico como era el Leonard Zelig de Woody Allen. Zelig padecÃa una extraña dolencia nerviosa que se manifestaba mediante la adopción del aspecto fÃsico de sus interlocutores. Asà aparece como un nazi devoto en un discurso de Hitler o en los acontecimientos mas inverosÃmiles o extraordinarios.
Asà también se muestra este Francisco Nicolás dando la mano a Felipe VI, departiendo con Cospedal o mirando con devoción a Aznar. Lo cierto es que no ha inventado nada.
Recuerdo que hace unos años también se la dio con queso tanto al PP como al PSOE un tal Ravi Single, quien tocado con un turbante sij ofreció varias conferencias como supuesto gurú 2.0 de la campaña de Obama en 2008. Al final se desveló que todo era un cuento y que le habÃa tomado el pelo a todo los que elogiaron su visión de estadista.
Ahora que se acercan las elecciones, me resulta significativo que se haya destapado el caso del tal Francisco Nicolás. La condición de impostor es muy laxa y no sólo se basa en la mentira. Muy al contrario, puede simplemente basarse en la no exposición de la verdad. De esta forma, no puedo evitar pensar cuántos Franciscos Nicolás hay sueltos por ahà que intentarán vendernos la moto en cualquier momento. Habrá que tener los ojos bien abiertos.