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Prensa indigna – Por Cristina Molina Suárez

   

La selección interesada de la información es una práctica habitual en quienes dicen desempeñar una función esencial para la sociedad. Algunos periódicos de tirada nacional ya nos tienen acostumbrados. Otros rotativos, aparentemente más dignos, han optado por convertir el papel prensa en papel couche. En definitiva, han elegido el arma con el que suicidarse. En Canarias basta con leer prensa de aquí y de allá para confirmar los temores: aquí somos igual de rastreros. Ya me he referido en alguna ocasión al caso perdido de El Día y la paradoja de informar a los canarios a la vez que se insulta, se humilla y veja a los de Gran Canaria. Especialmente patético ha sido el tratamiento de la estancia de Stephen Hawking en Tenerife. La prensa, entre ellos este periódico, seleccionaron la información más insignificante de todas para abrir portadas y alimentar el circo. La divulgación científica quedó relegada para dar protagonismo a unas afirmaciones sobre Dios. Pudo más el morbo que el conocimiento. Para quienes deciden qué es información, los premios nobeles Robert Wilson, Robert Williams y John Mather no son genios de primera categoría porque caminan y hablan con normalidad. Me pregunto cuántas cabezas pensantes tendrían la Física Aplicada o la Física Fundamental en esta isla si recibieran la mitad de la financiación que recibe el IAC. En relación al ébola algunas informaciones servirían mejor para limpiar cristales o madurar aguacates que para informar. Aunque lo verdaderamente asombroso es la obscenidad escrita en las redes sociales. Leer a eruditos como Pérez Reverte proponiendo el sacrificio de la ministra o personas que abogan por la dignidad de un chucho frente a la de unos misioneros… Me asaltan dudas sobre si una está consiguiendo suscitar alguna reflexión digna de personas críticas o si, por el contrario, solo contribuye a ser carnaza de tarugos que poco piensan y mucho critican.