X
ahora áfrica>

Visiones – Por Juan Carlos Acosta

   

‘El ébola desborda África’, ha sido uno de los titulares más llamativos de esta semana en uno de los periódicos nacionales de mayor tirada. Como si África fuera solo una. Como si los países afectados, Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, no fueran simplemente tres de los 54 estados y solo 22 de los 1.100 millones de habitantes que conforman el continente cercano. Y porque el papel lo aguanta todo. Menos mal que, junto al tsunami aprehensivo causado por ese virus, sumado al desinterés que se tiene en estas latitudes sobre las regiones del sur y los artículos apocalípticos que nos cocinan a control remoto los colegas de Madrid, también hay espacio para otras muchas buenas noticias, como los grandes avances en todos los sentidos que se producen a diario en esta amalgama de regiones, la mayoría muy ricas en múltiples recursos, tanto naturales como humanos. Por eso hay que felicitarse por iniciativas que navegan a contracorriente y siguen portando el ánimo que supone conocer de verdad las realidades de las naciones vecinas. Y por eso es de agradecer que instituciones y autoridades canarias persistan en sus políticas africanistas, como podríamos comprobar si nos acercáramos ahora mismo al hotel Mencey de esta capital, donde se celebra un foro sobre conectividad y turismo organizado por el Cabildo de Tenerife, a través de su área de Acción Exterior, con la presencia de varios ministros y expertos de estados próximos que analizan la mejor forma de unir ese binomio, que funciona como uno de los motores de desarrollo más recomendados por las organismos multilaterales. La tenacidad insólita y el entusiasmo de este departamento insular es, para quien junta estas letras, digna de elogio, como lo es asimismo la presentación de la marca Islas Canarias, hub europeo de negocios con África, una acción destinada a respaldar la aspiración ya histórica de nuestra Comunidad para convertirse en un nexo de continentes. Lo cierto es que uno siempre ha creído en esa posibilidad. Eso sí, con altos y bajos; y no por falta de fe, sino por la indolencia que a veces parece atrapar a estos peñascos; una inercia que se altera de pronto con asuntos como las prospecciones o la irrupción del ébola. También uno siempre ha estado al pie del cañón para celebrar acontecimientos positivos como estos, aunque reconozca haber masticado aire ante la visión exhibida por el cónsul honorario de Singapur en España, un pequeño país asiático formado por 53 islas, con la mitad de la extensión de Canarias, y que es hoy un ejemplo superlativo de lo que se logra con ideas y voluntades claras: un paraíso para la innovación y las soluciones imaginativas, en continua transformación, y a la vanguardia del mundo.