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Las agallas de aguar la fiesta – Por Jesús Sánchez-Quiñones González

   

El exministro Miguel Sebastián reconocía en una entrevista, hace no demasiado tiempo, que haber tomado medidas para frenar la burbuja inmobiliaria habría sido “como parar la música en medio de una fiesta”. Todos los que ese momento se beneficiaban del boom económico asociado a la burbuja inmobiliaria habrían manifestado su desagrado. En el corto plazo parecía que con el boom inmobiliario todos salían ganando: más empleo; más ingresos para los ayuntamientos y CC.AA. asociados a los procesos de desarrollo inmobiliario y licencias de construcción; aumento de la recaudación fiscal; incremento de las cifras de crecimiento de la economía; mayor consumo. Mientras durara el boom nadie parecía poner objeciones. En el medio y largo plazo, no haber actuado a tiempo para limitar el boom inmobiliario ha traído unas consecuencias indeseadas y de sobra conocidas: caída de la mayoría de las cajas de ahorros; aportaciones de dinero público a las cajas; pérdidas de miles de millones de ahorradores que invirtieron en preferentes de determinadas cajas; destrucción de miles de empleos; tasas de paro de niveles históricamente altos; incremento del déficit público.

Aunque Greenspan sostenía que una burbuja sólo se sabe que es tal cuando estalla, algunos responsables económicos son más prudentes, como el Gobernador del Banco de Inglaterra, quien propone tomar medidas ante el peligro de la incipiente existencia de una burbuja en el mercado inmobiliario inglés, cuyos precios crecen por encima del 10%. Pese a que “pinchar burbujas es doloroso” (Miguel Sebastián dixit), no pincharlas puede provocar aún más dolor y sufrimiento. El Reino Unido se enfrenta actualmente al reto de enfriar la escalada de precios del sector inmobiliario, sin que ello cause una paralización del crecimiento económico. Parece que han aprendido en cabeza ajena y, al menos el gobernador del Banco de Inglaterra, quiere evitar las dolorosas consecuencias de un pinchazo futuro de una eventual burbuja inmobiliaria, aunque ello implique un menor crecimiento a corto plazo. Las medidas manejadas por el Banco de Inglaterra para evitar un sobrecalentamiento de los precios inmobiliarios son diversas. Entre ellas: -Establecer techos máximos de deuda en función de los ingresos del solicitante del préstamo. -Establecimiento de cuantías máximas de préstamos sobre el valor del inmueble adquirido (Loan to Value). -Aumento de los requisitos de capital de la banca para aquellos préstamos inmobiliarios o hipotecarios que se consideren más arriesgados. -Establecimiento de impuestos a la compra de inmuebles por extranjeros. La independencia del banco central es fundamental para la puesta en marcha de estas medidas. El gobierno de turno, siempre pensando en las próximas elecciones, difícilmente será capaz de sacrificar crecimiento inmediato en aras de un crecimiento más sostenible y duradero. Al menos en Inglaterra el gobernador de su banco central ha levantado la voz. Está por ver si se implementan las medidas que frenarían el crecimiento. Ojalá aquí se hubiesen puesto en marcha medidas de este tipo en su momento. Una vez más primó el corto plazo sobre el medio y largo plazo.

*DIRECTOR GENERAL DE RENTA 4 BANCO