Cada vez son más los casos de agresividad por parte de adolescentes e incluso menores hacia sus padres. Violencia filio-parental. Lo que antes veíamos en el programa de Hermano Mayor como casos aislados, cada vez son más habituales y mas cercanos. Fiscalía abrió 277 investigaciones el año pasado en Canarias, donde el hijo ejercía violencia doméstica. Hijos que cuando le dices que no, recurren a los gritos, insultos, amenazas, humillaciones y violencia contra objetos o personas por su falta de control de impulsos. Hijos plenamente convencidos de que lo merecen todo equivocándose en sus derechos. Hijos que no piden, sino exigen considerando que sus padres tienen la “obligación” de ceder a lo que ellos reclamen por el simple hecho de “no haber pedido nacer”. ¿En qué nos estamos equivocando? Como padres, intentamos que a nuestros hijos no les falte nada y a darles todo para conseguir su felicidad, pero lo cierto es que, ser padre, es un trabajo duro, quizás en el que más esfuerzo hemos de poner. Pasamos parte del día trabajando y nos sentimos culpables por no dedicarles el tiempo que deseamos, por lo que se nos hace difícil decir no. Pero lo cierto es que les estamos haciendo un flaco favor. El niño tiene que aprender a aceptar un no por repuesta. Falta de límites y normas como base del problema.
Marcar normas que han de cumplir y unos límites que no pueden sobrepasar. El refuerzo emocional tiene que ser más valioso para él que el material. No debemos confundir el querer que nuestros hijos desarrollen su autonomía y auto-eficiencia con “hacer lo que les da la gana”. Desde el momento que un niño adopte un rol de adulto por la libertad que se le otorga, corremos el riesgo que opte por asumir conductas para las que todavía no tienen conciencia de sus consecuencias como es el inicio al coqueteo con las drogas. Si ya estás pasando por esta situación, define normas y marca límites. No se trata de entrar en un autoritarismo tipo cuartel, simplemente definir la línea de donde no puede pasar. Educar en valores y respeto. Cuanto más tarde empieces, más complicados serán los límites que debas poner. Si crees que se te va de las manos pide ayuda, ya que evitarás peores consecuencias. No pierdas tu rol de padre o madre. La jerarquía existe y ellos han de respetarla. Importante que ambos padres lleven a cabo las mismas normas. Recuerda que el día que pases a ser amigo de tus hijos, estos quedarán huérfanos.
*PSICÓLOGA
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