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“Ahora lo veo de otra manera”

   
La propietaria del Centro Óptico La Victoria, Mitra Nekoudin (izquierda), con Gladys Rodríguez, auxiliar de óptica. / DA

La propietaria del Centro Óptico La Victoria, Mitra Nekoudin (izquierda), con Gladys Rodríguez, auxiliar de óptica. / DA

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

Cuando el anterior dueño del Centro Óptico La Victoria puso un día en la fachada el cartel Se traspasa, la que había sido su veterana empleada, Gladys Rodríguez, decidió que se dedicaría unos meses a disfrutar tranquilamente de su familia. Compartir más tiempo con su hija era un plan apetecible tras 18 años de trabajo ininterrumpido, si bien es verdad que había previsto no prolongarlo demasiado para encontrar cuanto antes un nuevo empleo. Entonces -principios de 2013- esta chica natural de La Victoria de Acentejo ni siquiera podía imaginar que volvería a estar muy pronto manipulando gafas y lentes de contacto detrás del mostrador, pero menos aún podía sospechar Gladys -y es lo que convierte a su caso en inusual- que volvería a prestar sus servicios como auxiliar de óptica, justamente para la misma empresa a la que en ese momento decía adiós.

La auspiciadora de este regreso fue la óptico-optometrista Mitra Nekoudin Dayani, que tuvo el impulso emprendedor de retomar las riendas de este establecimiento en traspaso, de la comarca de Acentejo. Contó para ello con la ayuda y consejo de diferentes personas que se fueron cruzando en su camino, entre ellos los asesores de la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede), del Cabildo de Tenerife.

El presidente de la Corporación insular, Carlos Alonso, recuerda que el Cabildo, a través de Fifede, impulsa diferentes políticas activas de empleo. Entre ella se encuentran las que implican el apoyo directo a personas emprendedoras y que están recogidas en el Plan Insular de Fomento al Emprendimiento. En estos casos, el apoyo de Fifede consiste, básicamente, en un riguroso asesoramiento sobre los trámites que deben realizar aquellas personas que deciden poner en marcha un negocio, así como en el respectivo seguimiento de dichos negocios, una vez creados.

La nueva propietaria de Centro Óptico La Victoria es una mujer de origen iraní, que tan sólo pasó sus primeros cuatro años de vida en su país natal porque sus padres decidieron trasladarse a Tenerife, en la década de los setenta, para dedicarse al comercio. Esta actividad sería también con posterioridad la dedicación profesional de sus hermanos y en la actualidad constituye, de una forma especializada, la suya propia. A Mitra le encanta su trabajo, sobre todo la medición de la vista y la adaptación de las lentes de contacto, además del trato con la gente. Desde que finalizó su carrera de Óptica y Optometría ha disfrutado ejerciendo su profesión en diferentes ópticas y sólo ha parado de trabajar circunstancialmente, por ejemplo, cuando se fue a vivir con su marido a Los Ángeles o cuando tuvo a sus dos hijos. Su experiencia laboral ha sido mayoritariamente por cuenta ajena, a excepción de un proyecto empresarial de participación en una sociedad, que fracasó después de un año de funcionamiento.

En el transcurso de esa trayectoria profesional, Mitra Nekoudin siempre se había planteado tener su propia óptica “desde que pudiera, tarde o temprano”, recuerda. No obstante, aunque  lo ansiaba, su inmersión en solitario en el mundo empresarial se produjo de forma natural, propiciada por las circunstancias. En 2013, concretamente, al fallecer el propietario del centro donde ella había trabajado los últimos 14 años, consideró que “era el momento de tener una óptica propia. Fue como que había surgido y yo tenía que seguir adelante. Ya los niños eran mayores y además me veía capacitada para poder llevar un negocio adelante”, confiesa. Además de natural, su proceso de introducción en el ámbito empresarial fue breve y tampoco conllevó mucha complejidad. Nada más quedarse desempleada, el propio Colegio de Ópticos Optometristas de Canarias le comunicó que se traspasaba la citada óptica de La Victoria de Acentejo.

En realidad, todo ese proceso emprendedor fue agilizándose gracias a la asistencia de diferentes personas que fueron aportándole información y orientación. Tras el aviso del citado colegio profesional, una funcionaria del Servicio Canario de Empleo le recomendó acudir a Fifede lo cual le permitió “que fuera todo mucho más rápido”, y puesto que le ayudaron “muchísimo en todos los sentidos”, ella animó después a una conocida que tenía previsto aventurarse también en el mundo empresarial, a acercarse hasta la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial, en el número 8 de la calle Granados de Santa Cruz.

La orientación continuó resultando exitosa seguidamente, cuando se planteó contratar a un auxiliar de óptica. Esta vez siguió la recomendación del anterior dueño del Centro Óptico de La Victoria, que mencionó el nombre de Gladys, la que había sido su empleada durante 18 años. “No   me lo podía creer -exclama Gladys- sobre todo teniendo en cuenta cómo están los trabajos. Por eso todo el mundo me decía que había tenido mucha suerte. Aunque mi marido trabaje no es lo mismo”, afirma, aludiendo a las ventajas que supone su nueva contratación para afrontar circunstancias como el pago de una hipoteca.

Al despedirnos, Mitra cuenta que ha trabajado en varias empresas y en todas ha estado muy a gusto. “Pero ahora -precisa- lo veo de otra manera. Ahora tiene otro sentido; porque antes tenía trabajos con un sueldo a final de mes, pero ahora, lo veo con mucha mayor seguridad”, concluye.