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Bajo el volcán – Por Jorge Bethencourt

   

Dicen que a unos doce kilómetros de profundidad, al lado de la isla de El Hierro, se está acumulando un magma ardiente que proviene de las profundidades de la tierra. Es una coña marinera comparado con lo que se está preparando en el seno de la sociedad española.

El 15M fue como un ataque de acné juvenil. Un movimiento espontáneo, de gente mayoritariamente joven, escenificó la ocupación de espacios públicos clamando por un cambio del sistema. Sus propuestas eran utópicas y, en gran medida, irrealizables. Las acampadas terminaron disolviéndose y la partitocracia reinante suspiró aliviada porque los bárbaros se retiraban con el rabo entre las piernas después de haber disfrutado de sus quince minutos de efímera gloria mediática. La prensa, la radio y la televisión olvidan cruelmente a la misma velocidad que se enamoran. Y es tan corto el amor y tan largo el olvido…

Pero se equivocaron. La infección invadía el sistema arterial de una patria desasosegada y descreída a la que sólo le faltaba que la bofetada de una crisis le devolviera a la cruda realidad del trabajo y sacrificio. Mientras se acababa la gran fiesta del falso milagro español, soportado en subvenciones europeas, empezaron a aflorar los escándalos de quienes aprovecharon los años de leche y miel para ordeñar la vaca. Los partidos tradicionales manosearon de forma nauseabunda las heces de la democracia creyendo sacar rendimiento electoral. Y transformaron España entera primero en un juicio y después en un linchamiento. Un inacabable escándalo.

Cuerdas. Antorchas. Y pobreza. Hay un magma ardiente que está moviéndose por debajo de las urnas del próximo año. Una lava que terminará haciendo erupción en un volcán electoral sin precedentes. Y como todos los volcanes sólo dejará, tras su paso, cenizas y escoria. Luego pasarán los años y será tierra fértil. Pero eso ya no lo veremos.