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La batalla por no perder alumnos

   
Campus Guajara ULL

La Universidad de La Laguna (ULL) cuenta este curso con 19.182 estudiantes matriculados entre grados y licenciaturas, a los que habría que sumar 600 alumnos de másteres. / JAVIER GANIVET

SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Las carreras se llaman grados, duran menos, hay menos ayudas estatales para afrontar el elevado coste de la educación superior y la caída de la natalidad merma la generación de jóvenes que cada año termina el Bachillerato. Las causas son variadas y complejas, pero todas confluyen en la misma realidad: muchas universidades españolas empiezan a comprobar cómo la cifra de alumnado se estanca o baja. A nivel nacional, la tendencia se siente más en la educación privada que en la pública, pero eso no evita que el fenómeno haya alcanzado a los dos centros públicos de Canarias.

La Universidad de La Laguna (ULL), con 19.182 estudiantes matriculados entre grados y licenciaturas, presentará este curso los peores datos en, al menos, los últimos cinco años de su historia, según cifras aún provisionales elaborados por el Gabinete de Análisis y Planificación (GAP). La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en cambio, ha visto cómo este curso la cifra de estudiantes ha experimentado un descenso casi inapreciable: tiene 22.000 alumnos, 700 menos que hace tres cursos. En total, hoy hay alrededor de 44.000 personas formándose si se añaden los estudios propios, un número que se aleja de los 50.000 que se contabilizaron hace años. La vicerrectora de Alumnado de la Universidad de La Laguna, Miriam González Afonso, considera que la demografía explica por qué se matriculan menos estudiantes en la institución lagunera. “El número de jóvenes que acaba Bachillerato es mayor en la provincia oriental”, apunta. A ese escenario de natalidad baja hay que sumar, además, el precio del crédito universitario, hoy un producto de lujo para muchos jóvenes, y el descenso de ayudas para el estudio. Esas variables, unidas a la transición de licenciaturas a grados, ha terminado por ofrecer estos resultados, comenta González Afonso. Las antiguas carreras tenían una duración de cuatro o cinco años, salvo las diplomaturas, que se prolongaban tres cursos. Ahora, un grado se finaliza en cuatro años, lo que hace, junto con las normas de permanencia y la necesidad de mantener la beca, que los chicos se esfuercen más por aprobar y su estancia media en el centro baje.

La Universidad lagunera contaba en el curso 2009/2010 con 21.993 alumnos entre grados, licenciaturas y diplomaturas. Durante los dos cursos siguientes consiguió elevar la cifra hasta llegar a los 22.491 en el ejercicio 2011/2012, un dato muy alejado del actual. Hoy cuenta con 19.182 alumnos matriculados en carreras, a los que hay que sumar unos 600 que han formalizado su inscripción en algún máster oficial (serían entonces aproximadamente 19.782 estudiantes), según señala la vicerrectora. Estos números demuestran que la institución ha perdido, por ejemplo, casi 3.000 jóvenes desde el curso 2011/2012. “El crecimiento que experimentamos entonces se debió, en parte, a que muchas personas que no habían terminado sus estudios se matricularon cuando llegó el plan Bolonia con el objetivo de concluir la carrera antes de que se implantaran los nuevos planes de estudios”, subraya González Afonso.

El caso de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es distinto: ha perdido alrededor de 700 estudiantes en licenciaturas, grados y posgrados oficiales. Se trata de un centro mucho más joven que el lagunero: tiene 25 años, y que ha orientado parte de su oferta académica hacia la docencia digital, con la intención de captar a estudiantes que prefieren este tipo de estudios o a profesionales que quieren combinar formación con empleo. Cuenta con másteres, cursos de experto y grados que se imparten a través de la red. En concreto, el centro tiene hoy 1.862 alumnos matriculados en alguna titulación en línea. Las matrículas de posgrados, a pesar de que algunos títulos de grado exigen un máster habilitante, tampoco parecen ser la fórmula para que las universidades ganen atractivo. Una vez más, el precio vuelve a ser una herramienta de disuasión. Según datos del Ministerio, el descenso ha sido más acusado en este tipo de estudios. Los estudiantes de máster pasaron de 115.834 a 109.113 entre el curso 2012/2013 y el 2013/2014 en toda España.

A este encarecimiento del acceso a la universidad hay que añadir otro proceso que está impulsando la administración y que ayuda a contextualizar este panorama: el auge de la Formación Profesional. Muchos expertos ya han advertido de que el Ministerio de Educación ha hecho una clara apuesta por este tipo de estudios en los que España ha arrastrado históricamente una importante carencia. La prueba más evidente es que hoy estudiar un ciclo superior de FP equivalente a una carrera es gratis en las Islas, mientras que un grado universitario cuesta, en el mejor de los casos (si la matrícula se hace en una carrera de letras y grado 4 de experimentalidad), alrededor de 700 euros. Sin embargo, esos mismos investigadores que aplauden la medida también alertan de que España y Canarias necesitan más egresados de FP, pero también universitarios, es decir, más porcentaje de la población que titule. Porque al final, de lo que se trata, es de tener más población cualificada.

1.231 estudiantes con solo 30 créditos
El precio de la matrícula se ha encarecido notablemente durante los últimos años. Muchas universidades, para intentar no desincentivar la llegada de nuevos alumnos, han optado por elevar el coste de las segundas, terceras y cuartas matrículas. Es decir, repetir materia cuesta mucho más. Eso ha hecho que muchos jóvenes no puedan costearse la matrícula a pesar de que solo tengan tres o cuatro asignaturas sin superar. Dos o tres asignaturas de un grado científico-tecnológico de cuarta matrícula pueden alejar irremediablemente a un alumno de las clases. Para evaluar esta realidad la Universidad de La Laguna ha calculado cuántos estudiantes tienen menos de 30 créditos pendientes para titular. El Vicerrectorado de Alumnado estima que ahora mismo hay 1.231 alumnos en esta situación. Un total de 725 son estudiantes de grado y 506 de licenciaturas. Estos últimos son, en principio, más proclives a engrosar las listas de abandono, ya que las licenciaturas se encuentran en fase de extinción. Dentro de unos años habrán desaparecido y en su lugar solo quedarán grados (antiguas carreras) y posgrados (especialización).