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Cálculo y casualidad – Por Jorge Bethencourt

   

La ciencia es capaz de conseguir cosas maravillosas. Europa, por ejemplo, ha sido capaz de lanzar una nave a la inmensidad del universo para encontrarse con un minúsculo cuerpo, el cometa 67P, que vaga por el espacio a 60.000 kilómetros por hora y aterrizar en él, a 510 millones de kilómetros de la Tierra. Resulta casi increíble que se haya logrado tal nivel de precisión. Pero hasta eso empalidece con la asombrosa capacidad de quien maneja los hilos del destino para hacer que las cosas confluyan en el momento adecuado. Ayer hacía explosión la noticia de que Fernando Clavijo, el nuevo candidato de Coalición a la presidencia del Gobierno, estaba siendo investigado por su presunta implicación en actos delictivos. Los tales actos van desde el año 2010 hasta hace poco. Por lo visto, le empezaron a “controlar” desde ese entonces y han ido coleccionando hasta cuatro actuaciones irregulares, desde recomendar a un trabajador a pagar un alquiler a una vecina desalojada de Las Chumberas que era concejal.

No es el único movimiento que se está poniendo en marcha para gravitar sobre la techumbre de Clavijo. Hay más trenes de mercancías según se cuenta en los mentideros de la corte. Y es que la justicia se ha transformado en otra manera de hacer política. A ese panal de amarga miel acuden siempre los partidos utilizando todas las herramientas humanas y funcionariales que estén a su alcance. Aún se desconocen los detalles y el alcance del caso hecho público ayer. Pero es asombroso que su trayectoria haya coincidido casi milimétricamente con la salida a la carrera electoral de Fernando Clavijo y que lo que durante cuatro años ha estado discretamente oculto emerja ahora con rutilante fuerza. Qué casualidad, para los que crean en ella.