Seguimos con la moda nacional, y también regional, donde, en los últimos años, el traje más vendido es el de la imputación. Desde los noventa, del siglo pasado, se lanzó la moda del verano, invierno y otoño, pero sobre todo en fechas cercanas a cualquier momento de urnas, la moda de llevar a los tribunales, o ante el juez, al líder de aquí o de más allá. Leía, hace unos días, en su columna, a Jorge Bethencourt, y lo decía de forma sencilla: “Qué casualidad, para los que crean en ella”. Otra vez no se puede creer en casualidades. La imputación hecha pública el pasado jueves a Fernando Clavijo, alcalde todavía de La Laguna, no es para nada una casualidad. Es simpático, el jueves se informa sobre la imputación y el viernes, entre las declaraciones de los líderes políticos se escucha, a unos hablando de que “no se puede ser un Robin Hood, siendo alcalde”, a otro asegurando que “tendrá que rendir cuentas ante la Ley”, y hasta alguno que deseaba brindar con “cava para cuatro o más gente” por el gran logro de que a Clavijo se la había puesto el adjetivo de imputado. Ante esta situación, al ciudadano, a lo mejor, le ha venido muy bien lo acontecido para pensar a quién le viene correcto el nombre de político, y a quién el traje le queda demasiado grande. Es anecdótico que se considere Robin Hood a Clavijo, y no se entienda que, en todos los municipios, hasta en Buenavista, un alcalde es nombrado para velar por las necesidades legítimas del ciudadano, le hayan votado o no. Que rendirá cuentas, lógicamente, está claro que lo va a hacer. Fernando Clavijo en menos de 12 horas compareció públicamente en una rueda de prensa. Intervención en la que hizo saber que estaba convencido de la legalidad de todas las actuaciones, tanto de él mismo, como de sus compañeros y funcionarios. Me quedo con la declaración de Pedro Suárez, cabeza del PP en Aguere: “Por esa razón media España iría a los tribunales”. Por eso, Fernando Clavijo defenderá su derecho a defenderse, porque en el trasfondo de todo esto, primero está su actuación con la legalidad por delante, y luego el que quizás a más de un político, o candidato, le moleste que Clavijo sea cabeza de lista para los comicios regionales en mayo. Casualidad, poca; ganas de decapitar, muchas.