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CSI Universidad de La Laguna

   
La cámara multiespectral Artis es clave para los restauradores. | CEDIDA José Luis Rodríguez Marrero, responsable de Microscopia. | S. M. Sede central del Segai./ SERGIO MÉNDEZ Raquel Marín, directora del Segai de la Universidad lagunera. | SERGIO MÉNDEZ La multimesa de baja presión se encuentra en la nueva facultad de Bellas Artes. / cedida por el servicio de análisis y documentación de obras de arte
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La multimesa de baja presión se encuentra en la nueva facultad de Bellas Artes. / cedida por el servicio de análisis y documentación de obras de arte

SARAY ENCINOSO | La Laguna

No trabajan en Nueva York, Miami o Las Vegas, pero también son capaces de desvelar los secretos que cuenta el ADN, descubrir a falsificadores de piedras preciosas y comprobar la autenticidad y el estilo de obras de arte con varios siglos de antigüedad.

El Servicio General de Apoyo a la Investigación de la Universidad de La Laguna (Segai), que inauguró hace menos de un mes su nueva sede en el Campus de Anchieta pero que lleva años consolidándose, ofrece un instrumental sofisticado al alcance de grupos de investigación públicos y privados con los que pueden competir pocas instituciones, y que ha hecho que desde restauradores hasta peritos forenses y empresarios del sector agroalimentario soliciten su ayuda. Los ingresos han crecido durante los últimos años, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Rodrigo Trujillo, vicerrector de Internacionalización de la Universidad lagunera, detalla que el Segai factura anualmente 180.000 euros, el 60% gracias a los proyectos de investigadores y el 40% a través de los contratos que firman con empresarios. Su misión es llegar a más público y sacar más rentabilidad a su capital humano y tecnológico.

El edificio del Segai no pasa desapercibido: su moderna estructura acristalada se levanta frente al Instituto de Enfermedades Tropicales, muy cerca de la Facultad de Farmacia. Sin embargo, su escasa altura -solo tiene dos plantas sobre el nivel del suelo- hace que sea imposible adivinar todo lo que se esconde en el subsuelo. Tres plantas de sótano, con techos de más de tres metros de alto, albergan laboratorios con aparatos de primer nivel. Pero la innovación no es solo científica: el equipo de arquitectos encargado del diseño fue distinguido internacionalmente con el Iconic Awards 2014.

Aunque la sede principal del Segai está en Anchieta, sus 33 servicios se reparten por la Facultad de Ciencias Experimentales, Humanidades y Ciencias de la Salud. La directora del Segai, Raquel Marín Cruzado, es también quien puso en marcha el Servicio de Apoyo a Criminalística Forense, un departamento que no ha pasado desapercibido en el gremio de los peritos: ya trabajan para Asesores de Inversión, Financiación y Peritos Judiciales de Cataluña (AIF) y para la Asociación Profesional Colegial de Peritos Judiciales del Reino de España (Aspejure). Licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), esta investigadora llevó a cabo su tesis doctoral sobre Biología Celular y Molecular en Quebec, Canadá, donde antes había realizado un máster en Inmunología. Posteriormente consiguió una estancia postdoctoral en la Universidad Rockefeller, en Nueva York, y más tarde otra en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, el gran centro de cancerología de referencia de Nueva York, donde se llevan a cabo los tratamientos experimentales más vanguardistas del mundo.

“Llegué a la Universidad de La Laguna gracias a unos proyectos que sacó el gobierno de reincorporación de investigadores: lo llamaban la recuperación de los cerebros fugados. Primero me incorporé a la ULL como contratada doctor, luego saqué un contrato del Programa de Investigación Ramón y Cajal y ahora ya soy profesora titular, del cuerpo de funcionarios”.

Antonio Rodríguez, vicepresidente de Asesores de Inversión, Financiación y Peritos Judiciales de Cataluña (AIF), es uno de los clientes estrella de la ULL. Explica que a la hora de seleccionar a la entidad a la que le encargaban los servicios se decantaron por la Universidad de La Laguna porque ofrecía uno de los catálogos de servicios más amplios y a precios más competitivos. Los investigadores laguneros tuvieron que acreditarse como peritos para poder prestar el servicio con todas las garantías que exige “ser el ojo del juez”, explica Marín. Entre sus trabajos destacan los peritajes de voz, el análisis de documentos -determinar si un testamento ha sido falsificado a través del estudio del papel y la tinta usados-, el análisis mineralógico, fraude alimentario y cosmético o identificación de personas y análisis de parentesco. Para poder desarrollar más esta última vertiente, el centro trabaja para obtener la ISO 17025, que permitiría al Segai participar en proyectos de Memoria Histórica, cuenta Montserrat Perera Alberto, becaria del servicio de criminalística.

La conservación de bienes culturales es otro campo donde los servicios de apoyo a la investigación tienen mucho que aportar. Iván Arencibia Rivero, nacido en Gran Canaria y licenciado en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna, es uno de los usuarios del Servicio de Análisis y Documentación de Obras de Arte. Después de terminar sus estudios pasó tres años trabajando en Italia y luego se especializó en la Universidad Politécnica de Valencia, donde cursó un máster. Hoy trabaja como freelance y presta sus servicios a la administración pública -el Cabildo de Gran Canaria- y a clientes privados. La Facultad de Bellas Artes cuenta con una Cámara Multiespectral Artist y una Mesa de Baja Presión, dos herramientas fundamentales -y muchas veces inaccesibles por el coste económico- para los restauradores. A pesar de su experiencia tiene algo muy claro: “En España no existe otra mesa de baja presión igual: en Italia solo vi dos iguales y la que tiene la ULL es similar a la del Vaticano”. Pero, ¿qué significa eso? ¿Qué supone para los restauradores contar con esta tecnología?

Mucha información y gran capacidad de reparación. La cámara multiespectral da infinidad de datos que no se pueden descubrir a primera vista: “a través de infrarrojos, rayos ultravioletas y filtros se recopilan imágenes de los esbozos o dibujos que el autor realizó antes”. Es decir, es la forma perfecta para conocer toda la historia que hay detrás de un cuadro. Pero las posibilidades no terminan ahí. “La cámara de baja presión es una auténtica joya”. Sirve para restaurar obras que se han deteriorado con el paso del tiempo sin necesidad de intervenirlas. Arencibia la usó para reentelar una obra del siglo XVII de la Escuela Granadina que llegó a Gran Canaria por una herencia. Gracias a estos aparatos se descubrió que la pintura pudo haber estado en un incendio: tiene ampollas que se ven tras una exploración avanzada como la que permiten estos artilugios. Antiguamente, cuando a una obra le faltaban trozos de tela, las intervenciones consistían en colocar una especie de “parche” detrás, una opción “poco ética con los materiales” y poco viable a largo plazo. Esta mesa, por la precisión de temperatura y presión que puede alcanzar, permite adherir un soporte nuevo que cubre, con discreción, los huecos deteriorados.

 

Valorización y promoción
Con la intención de acercarse a la sociedad y mostrar todo ese potencial, hace algo más de un año que Marín puso en marcha el Servicio de Valorización y Promoción del Segai, un área encargada de promover el contacto entre los servicios científicos y las empresas. Además, entre los esfuerzos para mostrar fuera las infraestructuras que alberga la ULL, Rodrigo Trujillo, junto con un equipo de profesionales, acudió la semana pasada a Fuerteventura a la asamblea de parques científicos y tecnológicos. Aunque la clientela del Segai es fundamentalmente regional y nacional, la globalización y el crecimiento de África hacen que el punto de mira esté en más lugares. “Nuestro interés es acercarnos a países africanos como Mauritania, Sudáfrica, Argelia o Ganha”, destaca.

La adquisición de todo este material se ha hecho mediante las convocatorias que publica el Ministerio de Economía y Competitividad a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder). Varios grupos de investigación se unen para solicitar una subvención con la que adquirir equipamientos que permitan seguir actualizando los laboratorios. La ULL, además, ha podido beneficiarse de determinadas ayudas que la Unión Europea articuló para las Regiones Ultraperiféricas (RUP). Una parte de estos fondos suele concederse en forma de préstamo o se solicita en compañía de alguna institución solvente, lo que, en tiempos de crisis y de dificultades de endeudamiento para las administraciones, puede dificultar compras nuevas. No obstante, el mayor obstáculo para José Luis Rodríguez Marrero, hoy responsable del Servicio de Microscopia Electrónica y director del Segai hasta que Marín llegó al puesto, pasa por el mantenimiento de las infraestructuras -“el último presupuesto que pedí para mantener un microscopio era de 8.000 euros”- y del personal. El precio es tan elevado porque se trata de tecnología punta. El último microscopio que se incorporó, único en Canarias, costó 640.000 euros. “Nos llegan becarios, pero de repente les sale algo mejor y se van, y tenemos que volver a empezar a formar a otro”, lamenta.

Raquel Marín sabe muy bien qué significa la fuga de cerebros. Ella pudo haber sido una de esas investigadores que emigran. Sin embargo, cuando estaba en Nueva York sintió ganas de volver a España. “Mi formación siempre ha sido subvencionada por fondos públicos; me parecía que tenía que revertir un poco en el sistema. Si tu país pone todo lo necesario para que tú te formes -y para formar a un investigador hay que invertir unos 20 años- y una vez que te has especializado en algo no das ningún tipo de producto a tu país… Yo podía haberme quedado en Canadá y Nueva York, pero opté por volver. Luego hay circunstancias que acompañan: se abrió esta convocatoria de contratos de reinserción y me pareció una oportunidad estupenda. Y en La Laguna había contactos interesantes en el área de la salud. Escribimos un proyecto conjunto de investigación y me dieron el contrato”.

La situación actual dista mucho de la de entonces. Ahora el talento se marcha, pero nadie va detrás a buscarlo. Para la directora del Segai hay una metáfora que resume lo que está ocurriendo: “Es como si tú montas una panadería, formas a los panaderos para que sean los mejores del mundo, y entonces los contrata Alemania y tú le compras el pan a Alemania a otro precio”.