Como reza el título de esta columna “Cualquier tiempo pasado fue mejor” o al menos eso debieron pensar ayer en Zaragoza. Este Tenerife que se encontraba hasta ayer sumido en la más profunda depresión, encontró todos los alicientes para hacer lo que hizo: ganar. Partido jugado en día y horario de Primera División para los que mandan ahora en el fútbol, escenario de los que gusta visitar, ya que cuenta con ese olor a campo de mayores glorias europeas, y rival en racha y plena reconstrucción institucional.
Se las prometía muy feliz el Zaragoza, que seguro miró la clasificación con la certeza de que sumar los tres puntos ante un mal visitante le daría un empujón en sus ansias de empatar a Las Palmas y de tocar a las puertas del ascenso directo. Cuentan los veteranos del fútbol que el Pájara Playas de Jandía (los más jóvenes no sabrán ni lo que es) se encontraba en Segunda B habiendo disputado dos encuentros menos que la mayoría de sus rivales y en el vestuario siempre hacían referencia a esos dos partidos como seis puntos a sumar en la clasificación. Llegado el momento creo que comentaban que no sumó ninguno. El Zaragoza igual; viene el Tenerife y con la victoria nos ponemos terceros. Bofetada canaria. Resulta que ahora el equipo de Cervera no es tan malo porque juega con el delantero que se fichó para hacer los goles y no con el que anda un poco lento según todas las crónicas, lo cual da para pensar que en encuentros como el de Valladolid jugando con el tal Ifrán otro gallo nos hubiese cantado. Fue aquel el partido de la falta que se traga Jacobo y de las ocasiones claras de Albizua y Aridane. Pues resulta que con tres puntos más estaríamos a uno del Betis y dos del play-off. Es lo que tiene jugar con el killer que has pagado.
Además de esto al míster ahora le ha dado por repetir alineación. Yo no me posiciono ni a favor ni en contra. En esto del balón no hay verdades absolutas. Si la gente se sabe la alineación de carrerilla, los suplentes se desmotivan y los entrenamientos pierden calidad. Si no repites alineación, no se potencian las relaciones en el campo y los jugadores no se terminan de conocer. Ni blanco ni negro…ni todo lo contrario. Hace tres semanas Cervera estaba en la calle. “Lo merece”, afirmaba más de uno que se frotaba las manos por los compromisos ante Osasuna, Barcelona B y Zaragoza.
Ahora, con seis puntos de nueve posibles, con la sensación de que se pudo hacer pleno, con el equipo en crecimiento, habrá que esperar para decapitar al entrenador y a todo su cuerpo técnico. Me alegro. Me gustan mucho más los “vagos” como Cervera y Roberto que los aficionados “trabajadores” que echan entrenadores mientras dicen buscar trabajo durante más de ocho horas al día en la barra de un bar. ¡Otra garimba!