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Google glass; otra arma de control – Por Sergio García de la Cruz

   

La tecnología se está introduciendo de tal manera en nuestras vidas privadas que ya no sabemos distinguir ni dónde está el límite, incluso vemos cómo el control que ejerce el poder sobre sus ciudadanos ya no tiene frontera, hemos entrado en la cultura del todo vale y las intromisiones ilegítimas son simplemente, eso; una palabra.

Dubai es uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos y si algo retenemos de este lugar son sus excentricidades, sobre todo en lo relativo a sus vehículos destinados a las emergencias, que en el caso de la policía van desde un Lamborghini Aventador a un Bugatti Veyron, y a estos se les une el de las asistencias médicas, lo que aquí serían los VIR (vehículos de intervención rápida), disponen de un Lotus Evora y de un par de Ford Mustangs, el Evora ya ha recibido el apodo de First Responder (primera respuesta). Dubai ahora, como en otros lugares, se une a la moda de dotar a su policía de las famosas Google Glass.

Google Glass básicamente es un dispositivo montado en la cabeza, integrado en una carcasa que se parece a una de gafas de deporte sin los cristales, aunque cuenta con una pequeña pantalla delante del ojo derecho del usuario que muestra su proyección y va monitorizando todo lo que ves gracias a la cámara con la que cuenta, también tiene un auricular y comandos de reconocimiento de voz y gestos que dan cumplimiento a nuestras órdenes; a partir de esto los usos son inimaginables, incluso convierte voz en texto legible, traduciendo lo que nos dicen o mostrando el texto, muy útil para personas con problemas de sordera. Policialmente se empezaron a realizar pruebas con el fin de poder determinar si influenciaba negativamente en lo relativo al uso del arma, por ejemplo, si interfería en los disparos de precisión o enfrentamientos armados, en ambos casos esto no se produjo, ni la visión fue obstruida ni las gafas se movieron del lugar. Los usos que se le pretenden dar son el de una interacción total con otros dispositivos electrónicos, por ejemplo, retransmitir lo que vemos con los fines que queramos, uno de ellos es el del reconocimiento facial, de manera que con solo mirar a una persona nos pueda decir si tiene alguna orden de búsqueda, también podemos recibir mensajes de texto que se nos van mostrando en la pantalla, entre otros miles de usos. Una de las principales preocupaciones es la relativa a la distracción, lógicamente existe, pero entiendo que con el tiempo nuestra mente podrá gestionar los diversos escenarios, sin solapamientos. Algunos gobiernos ven en ellas un filón, ya que como método sancionador de infracciones de tráfico se transforman en una máquina de hacer dinero.

Ahora bien, dónde está el límite de las intromisiones, porque no es un accesorio restringido a los servicios públicos sino que el mercado está abierto a cualquiera que pueda pagar su precio, sea cual sea su uso se debe garantizar al individuo un ámbito reservado de su vida, vinculado con el respeto de su dignidad como persona, frente a la acción y el conocimiento de los demás, sean éstos poderes públicos o simples particulares.

www.sergiogarciacruz.com