Canarias ha apostado por el acogimiento familiar en los últimos años. / DA
JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Con una media anual de 2.400 niños y jóvenes declarados en riesgo de desamparo, la comunidad autónoma de Canarias libra desde hace más de una década una ardua batalla por reconducir la situación de estos menores y sus familias biológicas, al objeto de evitar el desapego y los problemas que puedan originarse entre ellos en el futuro. Bajo esa premisa, la Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias puso en marcha en 2011 un nuevo Plan Integral de Atención a la Infancia, en el que se marcó como prioritaria la creación de un Banco de Familias Acogentes que pudieran asumir a los más de un millar de chicos que se encontraban institucionalizados en distintos centros de acogida del Archipiélago.
Desde entonces, este pionero programa de acogimiento familiar -único en todo el Estado- no ha parado de crecer, hasta el punto de que no solo ha incorporado ya a más de 200 familias acogentes, sino que ha permitido que se reduzca en un cien por cien los ingresos de menores de 0 a 6 años de edad en centros y hogares institucionalizados. No en vano, según cifras aportadas por la propia Dirección General del Menor y la Familia, el número de menores con una medida de protección se ha reducido el 10% en los últimos cuatro años, pasando de los 2.602 que había en 2008 a los 2.359 que hay en la actualidad. De estos, 1.422 residen con una familia de acogida, mientras que los 937 restantes están tutelados en alguno de los centros que posee la Comunidad Autónoma. El programa de acogimiento de la Consejería, en cualquier caso, no se detiene ahí, y proyecta ya otra nueva iniciativa. Se trata del llamado acogimiento profesionalizado, por el cual trabajadores y técnicos de lo social acogerán en sus propias familias a menores de entre 6 y 18 años de edad tutelados por el Ejecutivo, al objeto de facilitarles la inserción sociolaboral y normalizar su situación y la relación con sus familias biológicas.
Aunque la orden que desarrolla el proyecto se está ultimando, ya hay tres familias con estas características que desde hace unos meses acogen en su seno menores en desamparo. Como exponen desde la Consejería de Políticas Sociales, se trata de “un paso más en el programa de acogimiento familiar”. “Para eso se creó primero el banco de familias acogentes, para que en cualquier momento puedan estar disponibles para proporcionarle a los niños el calor de una familia, desde el mismo momento en que son declarados en desamparo”, subrayan las mismas fuentes, que confirman que solo en los dos últimos años el programa ha atendido a 185 niños menores de 6 años que por diversas causas no podían seguir conviviendo con sus familias de origen.
Y es que, a pesar de esta circunstancia, el citado programa de acogimiento familiar contempla la intervención con la familia biológica desde un primer momento, para que esta consienta el acogimiento familiar de su hijo y para que, en la medida de lo posible, ambas familias se conozcan, al objeto de eliminar los miedos en el proceso. “Esto facilita el trabajo con el menor acogido, ya que se posibilita que se encuentre cómodo entre dos familias, sin necesidad de entrar en rivalidades”, destacan desde la Dirección General del Menor, quienes reiteran que el programa comienza mucho antes incluso que el acogimiento en sí. “Comienza con el trabajo conjunto con los equipos técnicos de los cabildos, y a través de una serie de protocolos y procedimientos que promueven el acogimiento familiar en familias ajenas o profesionalizadas”.
Medidas contra la desprotección
-El riesgo social se mide por la carencia de alimentos, vestuario, vivienda, educación y sanidad. Así, la alarma de una posible situación de riesgo de un menor puede llegar a través de cuatro vías: una denuncia policial, por falta de asistencia sanitaria, por falta de asistencia educativa o por los propios servicios sociales municipales, quienes intervienen para diseñar y poner en marcha un plan que pueda revertir la situación. De no lograrse, se propone al Gobierno la evaluación de desamparo del chico.
-Durante el proceso de valoración de una posible situación de desprotección, sea de riesgo o de desamparo, se tienen en cuenta los factores de riesgo, es decir, qué elementos personales, familiares y del entorno están incidiendo negativamente en la familia, y en qué medida afectan al bienestar de los menores. De igual modo, se valoran los factores de protección, es decir, las fortalezas con las que cuenta la familia biológica que favorecen su recuperación. Este análisis determina el nivel de gravedad. Aun así, las causas económicas no son motivo, por sí solas, para declarar una situación de desamparo.
-Las familias interesadas en formar parte del Programa Canario de Acogimiento Familiar deben llamar al 012, donde les indicarán el procedimiento. Luego tendrán que asistir a una reunión informativa y realizar un curso de formación específico. Si continúan con su interés por acoger a menores en su núcleo familiar, se les realizarán informes de tipo social, psicológico y económico.