Multar a la pobreza, atizar de manera económica a quien nada tiene y acude a los contenedores de basura para aliviar la hambruna, no solo es atentar contra la dignidad de dichas personas, sino significa además vivir en otra realidad, mejor dicho, en una irrealidad insostenible, en otra dimensión alejada de la actualidad, en una ficción irrisoria, inadmisible y despreciable.
En una época en la que, más que nunca, quienes sostienen y proyectan el poder no deberÃan estar arriba, en los altivos púlpitos, sino abajo, palpando a ras de suelo el desgarro y el desorden económico y social que transita, ronda y desborda a la ciudadanÃa, y elaborar y proponer recursos, formas y laboratorios financieros que erradiquen la hambruna, la pobreza, la insostenibilidad de cientos de familias, ocurre que el alcalde de Sevilla decreta que se multará a quién intente paliar el hambre en los contenedores de basura, que estos, basura incluida, pertenecen al ayuntamiento, y aunque poco le ha durado tan irrisoria actitud, más parecida a unas viñetas humorÃsticas, en realidad lo detestable y preocupante es que fuera capaz de concebir dicha tesitura en lugar de fomentar y destinar soluciones a dicho problema.
Lo preocupante, me reitero, es el camino, la lÃnea por la cual se ha intentado encontrar una solución, sobre todo porque ese trayecto decidido es sin ninguna duda el que se ha tomado y tomará en otras situaciones y caracterÃsticas similares por muchos otros cargos polÃticos que prosiguen actualmente arriba en el púlpito, en lugar de bajarse abajo, a la realidad del ciudadano. Arrastrar y esconder bajo la alfombra las miserias y la desazón que pasea en la actualidad por las calles, denota la gran irresponsabilidad en la que se halla sumergida una gran parte de la polÃtica española.
El hambre no puede tomarse en ningún caso como un agravio del paisaje, y menos para quien no la padece. Debe esbozarse como lo que es, una discapacidad de la actual sociedad, un descosido que hay que enmendar y subsanar como prioridad primera, sin paliativos ni excusas.
*ESCRITOR
www.andresexposito.es