Conoces la importancia que tienen los pensamientos negativos y como pueden llegar a afectarte? Te cuento. Tu pensamiento es el filtro que usas para darle significado a todo lo que te sucede. De esas interpretaciones que haces dependerán tus emociones, es decir, que depende de cómo interpretes una determinada situación te sentirás de una u otra manera. Esto no significa que cambiando un pensamiento vayas a cambiar de un estado de desesperanza a una plena felicidad. Simplemente, se trata de cambiar la intensidad de tus emociones. Por ejemplo: “En vez de sentir esa ansiedad intensa que te paraliza y te invade el miedo, sentir simplemente nerviosismo que te permita continuar. En vez de sentir ese enfado desmesurado que hace que pierdas el control chillando y dando un golpe en la mesa en una discusión, sentir un enfado más saludable que te permita hablar calmadamente. En vez de hundirte en una profunda depresión, sentir tristeza que no te ciegue a la hora de buscar soluciones y así empezar a recuperarte”. Lo realmente peligroso de los pensamientos negativos es que de tanto repetirse se acaban convirtiendo en un hábito con comportamientos que lo único que te generan es malestar. Aprende a modular la intensidad de tus emociones trabajando el pensamiento. En resumen, el pensamiento es el que dirige tu conducta e influye en lo que sientes. Si cometes un error en un pensamiento, te sentirás mal e incluso podrás equivocarte en la decisión que tomes.
Cuida tu diálogo interno y comienza a hablar en positivo sobre ti y sobre los demás. El subconsciente no diferencia si lo que te dices es real o irreal. Simplemente se lo cree, lo captura y hace que actúes acorde a ello, por lo que muchas veces,acabamos tratándonos a nosotros mismos y a otros según el mensaje que nos hayamos dado.
Detecta los pensamientos que hacen sentirte mal e intenta modificar la interpretación que has hecho de la situación. Pregúntate si realmente es tan terrible la situación. Cuando exageramos la importancia de lo que nos pasa considerándolo como una tragedia, conlleva a que aparezca una reacción de sentimientos también exagerada.
No te precipites. Si no tienes datos suficientes para sacar una conclusión, piensa que tan solo es una hipótesis. No le des toda la credibilidad a ese pensamiento. Esto suele pasar cuando nos dejamos llevar por el impulso. Busca hipótesis alternativas.
Valora y celebra las cosas positivas que haces. Olvida el “pero”. Sobre todo, las personas perfeccionistas que se exigen mucho a si mismas, suelen decir frases tipo “gané el partido pero porque el contrario estaba flojo”. Vamos a ignorar “el pero”. Si restamos importancia a lo positivo, o simplemente no lo tenemos en cuenta, nos puede llevar a una depresión ya que cuando consigues algo bueno, le restas importancia y no lo disfrutas.
Deja de anticipar el futuro. Nos empeñamos en imaginar que en un futuro van a suceder ciertos acontecimientos (normalmente negativos), cuando la verdad es que no tenemos ni idea. No te alimentes con pensamientos negativos y menos de situaciones que no están bajo tu control. No generalices. Por que te haya pasado una o dos veces, no quiere decir que te vaya a ocurrir siempre.
Flexibilidad. No todo es blanco o negro. Aprende a moverte en la diversidad de colores. Recuerda que, si eliges tus pensamientos, elegirás tus emociones. Como siempre, tú eliges.
*PSICÓLOGA
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