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Piden 24 años de prisión por el asesinato de su suegra

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

El acusado de haber asesinado a su propia suegra a palos en junio de 2011 se negó ayer a declarar en la jornada inicial del juicio con tribunal de jurado popular que se sigue en la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife por este terrible crimen que tuvo lugar en Santa Úrsula. La Fiscalía solicita 24 años de prisión por estos hechos al considerar al acusado, un varón identificado por las iniciales R.A.L., autor de un delito de asesinato, otro continuado de quebrantamiento de condena, uno más continuado de amenazas graves y un cuarto por resistencia grave a los agentes de la autoridad que lo detuvieron.

Esta primera sesión estuvo marcada por el estéril intento del acusado de paralizar el proceso a cuenta de una supuesta mala fe de su abogado defensor, que la magistrada-juez que preside el tribunal descartó al recordar que el Tribunal Constitucional advierte como fraude de ley semejante tentativa, a la par que ponderó el trabajo del letrado, que llegó a calificar como excelente.

No fue la única ocasión en que tuvo que intervenir la magistrada, quien llegó a advertir al acusado de que la próxima vez que realizara aspavientos y/o similares durante la vista sería expulsado de la misma.

Esta sesión inicial estuvo destinada a la elección de los miembros del jurado y a la exposición de las conclusiones provisionales de las partes.

Mientras la defensa solicitó la libre absolución del acusado, el Ministerio Fiscal detalló una secuencia de hechos espeluznante, según la cual el acusado, al que un juzgado había condenado por violencia de género, acechó a su todavía esposa en horas de madrugada y, como ésta no salía de casa cuando solía para ir a trabajar, irrumpió en la misma quebrando la puerta del garaje.

Como quiera que se trata de dos viviendas contiguas (una, la de los suegros, y otra, la de la familia), mientras su mujer y sus hijos lograban huir, el acusado sólo pudo dar con su suegra, una discapacitada condenada a una silla de ruedas que no pudo defenderse cuando, durmiendo en su cama, el acusado acabó con su vida golpeándole en la cabeza con una tranca de madera de 68 centímetros de largo.