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Pinchando que es gerundio – Por Jorge Bethencourt

   

La Armada española ha cometido un grave error poniendo en titulares heroicos a los activistas de Greenpeace. Se les fue la mano. Una cosa es proteger el barco de Repsol que está a punto de empezar los sondeos en busca de yacimientos de hidrocarburos, y otra es actuar con una violencia desproporcionada que a punto ha estado de causar males irreparables. El Gobierno de Canarias está dispuesto a llegar hasta las fronteras de la ley, por la parte de fuera, para continuar la batalla contra las prospecciones. Está prevista la salida de una flota de barcos -medio centenar hasta el momento- denominada flota Sandía para manifestarse en las proximidades de la “zona de exclusión”; una milla alrededor de la embarcación de Repsol. El Ministerio de Defensa ha olvidado que acotar zonas en aguas internacionales no es algo muy usual, pero lo bueno de tener cañones es que si no tienes la razón de la ley tienes la razón de la fuerza, que igual vale. El comportamiento de eso que, por simplificar, llamamos Madrid, no puede ser más prepotente. Desde que comenzó este conflicto no ha hecho más que aplicar el principio de “tú protesta, que yo tengo el BOE”. Dan ganas de liarla. De mandarles una flotilla de barcos pesqueros cargada con altavoces de dos metros y ponerles de la mañana a la noche y de la noche a la mañana toda la discografía completa de Pepe Vélez y Pepe Benavente. Caña al PP con los dos Pepes. Pero supongo que tamaña crueldad estará prohibida por la convención de Derechos Humanos. Salvo que ocurra algún milagro, Repsol va a pinchar el fondo marino de la Sandía, se ponga como se ponga el personal. Ahora solo falta que hagan la cata y no haya nada de nada. Caca de la vaca. Vaya ridículo, compadre.