X
líneas de más>

No ‘podemos’ votar cabreados – Por Gerardo Daniel Settecase

   

El Día de Reflexión previo a elecciones existe, entre otros motivos, pues el cabreo es mal consejero al coger papeleta, aún cuando existan razones fundadas para castigar a los partidos tradicionales que, con errores, desidia y malicias, dañaron sus sociedades. Ello ocurrió en Argentina a Radicalismo y Peronismo y hoy, tras votarse con cabreo, gobiernan vengativos herederos del grupo terrorista Montoneros; en Bolivia a Blancos y Colorados, y preside un resentido terrateniente indígena que ama u odia a España según le convenga; y en una Venezuela que, por cabreo con Adecos y Copeyanos, lo hace un totalitarismo inclasificable fundado por un militar golpista. En suma. Votar cabreados da el triunfo a mesías como los Kirchner, Evo Morales, el extinto Hugo Chávez y Nicolás Maduro, cuyas profecías fracasaron. España, legítimamente cabreada con sus partidos tradicionales, seguirá tal derrotero fatal si opta por una nueva y ascendente fuerza política, controlada férreamente por mesías admiradores de esos modelos latinoamericanos fracasados. Votarla cabreados incluiría el riesgo de darle el poder, como en Argentina, Bolivia o Venezuela, a estos mesías locales promotores de fractura social (República o Monarquía, lucha de clases); un modelo productivo bolchevique que acaba en desabastecimiento, menos empresas y paro; retracción de inversiones ante la inseguridad jurídica por su afección a expropiaciones revolucionarias; revisión de deuda externa y ruptura con la Unión Europea, perdiendo acceso al crédito internacional; abandonar el euro causando hiperdevaluación e hiperinflación; unificar en el mesías los tres poderes del Estado; enjuiciar, reprimir o exiliar opositores; ideologización educativa y férreo control de medios de comunicación. De ocurrir esto, como en Argentina, Bolivia o Venezuela, solo tendrán paz quienes apoyan al mesías y le aplauden como focas amaestradas al domador. Y la culpa también será de los partidos tradicionales por despreciar un cabreo legítimo.

gerardoctkc@gmail.com