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¿Por qué tan poca política? – Por Ramiro Cuende Tascón

   

Si lo supiera. Tengo alguna que otra idea, entre otras, que en la España política, no se hace política, porque no hay políticos, lo que hay son partidos políticos. Organizaciones formadas por soñadores que militan de buena fe, sin valorar que, salvo loables excepciones, son dirigidas por unas élites que solo son alegres del poder y amantes del diptongo. Calladitos que suben y suben en silencio, desde las juventudes -universidad partidista-, comiéndose lo que les pongan, da lo mismo, el caso es tragar sin molestar. Si, a eso, se le suma algo de paciencia y unas buenas tragaderas se puede llegar a vivir por la cara, lo que no es posible en países serios, en los que ética y política van de la mano.

El paradigma, lo ha superado por arriba el gran Nicolasín, que empezó en la guardería del Pepé, para luego hacer primaria en la FAES, llegando a ser conocido por Mariano el Celta como Fran, al que le hacía mucha gracia ver al niño del PP en los actos de su, nunca mejor dicho, formación.

Hace algunos años le oí a González en presencia de López decir a Pérez, que como podrán imaginar echaba ácido por la boca, no saliva cuando escupía ¿Cuando pierdes o yerras nunca te planteas la posibilidad de haberte equivocado, haberlo hecho mal, o que pudo no ser bastante el esfuerzo? Pérez, no entendía nada, el mensaje contrariaba y contradecía su juliganística regla política. Para qué pensar. Si el maligno siempre está enfrente, y, yo y mí conmigo, somos la única opción honrada. Aquella noche recordé algo que creía saber, la importancia de reflexionar y analizar las cuestiones y sucesos con que la vida nos atrapa empezando por uno mismo.

Cambio de tercio, es parte de la misma milonga, la de los viajes secretos de sus señorías. Menuda oportunidad perdida la del acuerdo del pasado miércoles entre el PSOE y el PP sobre la clarificación del régimen libertario turístico viajero de la clase política al uso y sus disfrutadas prebendas, que solo son viajes gratis para la muchachada ¿Sabe por qué no se cuentan? No por seguridad, no por discreción, lo tapan porque desvergüenza. La realidad es que se usan para basilar y pasear los principios. Melilla, Ceuta, Baleares y Canarias, son excepción. Los mentados, repiten sin cesar y con viveza, que “es la hora de la política”, ¿sabe lo que quieren? Librarse del yugo de la ley y de los tribunales, a los que nos debemos el común.

Como diría Octavio Paz, no son estos genios los que hacen falta. ¡Ay, vividores!