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Rajoy, en el limbo – Por Cristina Molina Suárez

   

Rajoy afirmó tajantemente que mientras fuera él presidente no ocurriría lo que ocurrió. Debería ruborizarle su ineptitud política al no haberle sabido explicar hasta al último catalán por qué el 9-N era una farsa y un agravio a la democracia. El PP, lejos de conocer las cada vez más notorias limitaciones de su líder, destaca su firmeza en la defensa de la unidad de España. Sí acierta Rajoy cuando señala que hay quienes hubieran querido decisiones más drásticas el domingo pasado. No hay cosa que quiera más el nacionalismo que poder retratar cómo reparten tortas quienes -dicen ellos- les amordazan.

La sociedad en su conjunto parece prepararse para afrontar una nueva etapa de diálogo político en este país. Pero Rajoy parece especialmente “tardo y torpe para comprender o ejecutar”. Hemos llegado a un punto en el que lo urgente y lo importante se entremezclan hasta el punto de ser una misma cosa. Mariano considera correcto tardar días en pronunciar un discurso con mucha ley y poca política. Ahora bien, la Fiscalía General del Estado que se ande ligerita para sacarle las castañas del fuego al Gobierno. La presión que ejerció el Ejecutivo sobre la Fiscalía ha sido más que evidente. En verdad, yo no tengo las claves sobre el asunto. Ahora bien, si eres el presidente del Gobierno y tampoco las tienes, ni reconoces el problema, mejor no comparecer para decir “he cumplido con mi obligación”. Ahí está, convencido de que su control de los tiempos es un valor genuino. Ahí está, recetándole a otros el camino de una reforma constitucional que no tiene el valor de abanderar. Ahí sigue, sin convocar a Pedro Sánchez. Lo que a mí me enseñaron es que llegamos a ser un gran país gracias al valor y la concordia de quienes antepusieron el diálogo y la convivencia a las diferencias ideológicas. Inmensa es la frustración de quienes nos preguntamos dónde están hoy esos hijos de su tiempo y no hallamos respuesta.
@cristination_