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El resurgir de la Formación Profesional

   
SUJA

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SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Prestigio, empleabilidad y calidad. La Formación Profesional está dejando de ser el patito feo de la educación: ya no es una opción para los estudiantes sin recursos o con bajo rendimiento académico. Durante los últimos tres años las universidades han hecho malabares para mantener la cifra de matrícula pero, en cambio, las aulas de FP no han dejado de llenarse de alumnos. La inversión económica y las cifras convierten los datos en tendencia: 36.633 personas estudian algún ciclo de FP en el Archipiélago, 10.000 más que hace cuatro cursos.

El aumento de la oferta y la crisis explican en parte un fenómeno que tiene su origen en una estrategia europea que busca cualificar a la población. Históricamente, el desarrollo de la FP en España -que no es nuevo pero sí más intenso- ha tenido mucho que ver con la especialización de la economía de cada región. “La evolución del alumnado desde el punto de vista territorial refuerza la vinculación de la FP al crecimiento del puntero tejido industrial y agropecuario del país”. La prueba es que la aparición de la primera Ley de FP Industrial data de 1955 y “su consolidación y extensión en el tiempo quedó limitada a las regiones más industrializadas, fundamentalmente el País Vasco, mientras que en otras casi no tuvo repercusión alguna, como por ejemplo Canarias”, explica Leopoldo Cabrera, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna. Las estadísticas reflejan que ese año había alrededor de “30.000 alumnos matriculados en todo el país, la Universidad duplicaba esos efectivos y el Bachillerato quintuplicaba los universitarios con unos 328.000 alumnos, diez veces el alumnado de FP”. Estas proporciones “dan cuenta ya del desigual interés de la sociedad por unos y otros niveles postobligatorios de la enseñanza”.

Sin embargo, el estigma que ha perseguido siempre a estos estudios empieza a quedar atrás. En seis décadas la FP se ha transformado y su calidad empieza a convencer a los empresarios. Aún así, en España todavía tiene un largo camino por recorrer, sobre todo si se compara su implantación con el resto de Europa, donde en casi todos los países la cifra de titulados de FP supera a la de universitarios.

Más de 7.000 vacantes
Cada vez tenemos más alumnos, pero ¿cuántos titulan? Cabrera reconoce que las cifras de matriculación han mejorado mucho, pero insiste en que no es suficiente. “El Archipiélago debe elevar la cifra de titulados tanto de Formación Profesional como de las universidades, es decir, conseguir que los jóvenes no abandonen el sistema antes de concluir su formación”.

A pesar del aumento de la oferta y de las listas de espera que padecen determinadas especialidades, este año se quedarán sin cubrir 7.387 plazas en las Islas. Algunos ciclos -sobre todo los que pertenecen a las ramas de sanidad y administración y dirección de empresas- tienen siempre más demanda de la que pueden acoger. Este curso, la oferta total asciende a 44.020 plazas y el número de matriculados a 36.633, según datos de la propia Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. En estos cuatro cursos la oferta se ha incrementado en más de 13.000 plazas. De esta cifra, 5.134 son de régimen presencial, lo que representa un 11% más en ciclos formativos de grado medio y un 31% más en ciclos formativos de grado superior.

Estos números contrastan con los datos de matrícula de las dos universidades públicas de Canarias, que este año rondarán los 45.000 alumnos entre estudios de grado y posgrado. “36.000 son muchos alumnos en FP, pero no todos los que querríamos”, apunta Cabrera.

Más ‘jefes’ que ‘indios’
La pregunta que se hacen desde hace años expertos y docentes es por qué la FP ha encontrado tantos obstáculos para despegar. La respuesta es complicada. “En España parece que preferimos ser jefes y no indios”, dice el sociólogo, que ha dedicado muchos años a destripar la relación entre desigualdad social y nivel educativo. Su sentencia se sustenta en la relación que existe entre sueldo y formación. En 2013, según datos del Observatorio Canario de Empleo recogidos por el Consejo Escolar de Canarias, la inserción laboral de los ciclos superiores de FP fue superior a la de los universitarios. Sin embargo, el nivel adquisitivo a largo plazo no es el mismo. Con el tiempo, tener una carrera implica mejor sueldo.

Así y todo, para poder entrar en el mercado laboral, algunos universitarios completan su formación con algún ciclo de FP. Es la forma de diseñar un currículo más acorde con las demandas de las empresas. Eso sí, cuando pasa el tiempo usan el título universitario para ascender.

El reciclaje, asignatura pendiente en las Islas
Quizás la palabra sea reinventarse o simplemente actualizarse. En tiempos de revolución tecnológica constante, la educación a lo largo de toda la vida no es solo una necesidad, es prácticamente una obligación. No obstante, a pesar de esta certeza, es una de las grandes carencias de la población de Canarias y del resto de España. Leopoldo Cabrera recuerda cuándo usó por primera vez el correo electrónico. “Era el año 1991 y muy pocas personas tenían en España”. Desde entonces este profesor de Sociología no ha dejado de actualizar sus conocimientos, pero es consciente de que es un comportamiento poco frecuente a pesar de la repercusión que tiene. Este tipo de formación también contribuye a luchar contra la desigualdad y a mejorar el nivel adquisitivo. Sin embargo, se trata de una carencia que afecta tanto a universitarios como a egresados de FP o a personas que solo cuentan con la educación obligatoria. A esta dejadez generalizada hay que sumar las dificultades añadidas por la crisis: las maratonianas jornadas alejan a muchos trabajadores de las aulas y el recorte de fondos reduce el número y la calidad de los cursos ofertados por los distintos servicios de empleo de las administraciones autonómicas.

El ‘seguro’ del título
El título educativo no es un seguro para evitar el paro o las situaciones de precariedad, pero los expertos creen que “aminora el tiempo de entrada en el mundo laboral y facilita la reinserción profesional y la formación permanente”. En este sentido, España y Canarias tienen un problema grave: “Un grupo importante de jóvenes se encuentra fuera del sistema escolar reglado a partir de los 15 años, más entre los 16 y 18 años, y más hombres que mujeres”. Según Cabrera, Canarias está bien posicionada si se analiza el número de matriculados en proporción al volumen de población y a su edad. “Otra cosa es que los alumnos terminen sus estudios”, advierte. Los datos oficiales detallan que en el curso 2012/13, el último del que se tienen registros, hubo 7.978 egresados en FP. Tres años antes la cifra apenas superaba los 7.000.

Educación superior gratis
La apuesta por la Formación Profesional es una prioridad. La prueba más evidente es que en Canarias la matrícula de un ciclo de FP es totalmente gratis, independientemente de que se curse un ciclo medio o uno superior. El alumno solo debe abonar una serie de tasas que rondan los diez euros.

“En comunidades como Cataluña o Madrid los chicos tienen que pagar una matrícula de 400 euros”, cuenta el director general de Formación Profesional de las Islas, José Moya. Esa diferencia, a su juicio, avala el objetivo que se ha marcado la Consejería desde que empezó la legislatura: atraer a todo el alumnado posible.

La escasa inversión económica que han de hacer las familias para que sus hijos estudien FP contrasta con lo que está ocurriendo hoy en las universidades. Las tasas académicas -que deben ceñirse a una horquilla que marca el Ministerio de Educación pero que varían según el centro- difieren en función del tipo de carrera que se estudie.
El decreto de tasas establece varios grado de experimentalidad. Las de grado 4 (Humanidades) son las más económicas: la matrícula supera los 700 euros si el estudiante no está repitiendo ninguna asignatura. En caso de volver a cursar alguna materia el precio se dispara. Los alumnos de Ciencias lo tienen más complicado: si la carrera está dentro del grado de experimentalidad 1 (Medicina, Química, Biología..) la matrícula más barata superaría la barrera de los 1.000 euros. Estos precios no tienen nada que ver con los de los ciclos de grado superior de FP, que son equivalentes a las carreras universitarias en cuanto a nivel formativo, y que no tienen coste alguno para el estudiante. Esta brecha ha hecho que algunos alumnos opten por FP únicamente por motivos económicos.

Casi toda la oferta nacional
Canarias, además de aumentar la oferta (gran parte de modo semipresencial) ha incorporado durante los últimos años doce nuevas especialidades: cuatro de grado medio y ocho de grado superior.

La puesta en marcha el curso pasado del ciclo de Educación y Control Ambiental conllevó, además, la implantación de la nueva familia profesional de Seguridad y Medio Ambiente. La reciente autorización de un grupo de la especialidad de Excavaciones y Sondeos ha supuesto también la incorporación de la familia profesional de Industrias Extractivas.

En la actualidad hay implantadas en Canarias 24 de las 26 familias profesionales que existen en el catálogo español. Solo hay dos que no están presentes en el Archipiélago: Artes y Artesanías, cuyo único título publicado se denomina técnico superior en artista fallero y construcción de escenografías; y Vidrio y Cerámica, que el Gobierno considera que apenas tiene impacto en la configuración productiva y económica de la comunidad autónoma.
Toda esta oferta es apta para cualquiera que quiera empezar a estudiar o continuar. Porque la formación no es solo para los jóvenes: es un modo de vida para sobrevivir y progresar en la era de la información.