Me pregunto dónde me lleva la vida, qué me depara el futuro, qué hay más allá, quién me espera. Y me rebelo porque no alcanzo a comprender nada de lo que me pregunto. Soy como un avión que no sabe dónde va, solo los pilotos lo saben. Hoy es un dÃa importante para mÃ, he dejado atrás un año más y tantas otras cosas. Amigos que se fueron antes que yo y que espero que al final de este vuelo que es la vida vuelva a encontrarlos. Qué dirá mi maestro Fernando GarcÃa Valiño, José MarÃa Llodra y tantos otros a los que ya no puedo preguntar. Veo a mis hijas crecer, son ya realmente mujeres, cuánto las amo, al igual que a mi esposa, que ha tenido el valor de acompañarme en este largo vuelo de la vida. Es noche oscura cuando escribo esto, desde mi ventana miro al cielo, veo al arquero cerca de Orión, a Venus, me pregunto si mi vuelo va en esa dirección. Larga es la noche para el que yace despierto, y cuando uno cruza ya el punto de no retorno se puede permitir perdonar a sus enemigos porque alguna vez han tenido razón y también perdono a mis amigos, que siempre son los que suelen traicionarte, y le pido perdón a Dios si he causado daño a mis semejantes, aunque haya sido sin intención. Disculpo a los necios que he conocido porque no conocen la verdadera ley. Mi vuelo se termina, pero por la radio oigo a otros que hoy empiezan su vuelo y les deseo que al menos sea como el que yo estoy teniendo, con turbulencias moderadas y fuertes, pero la nave mantiene su rumbo directa a no sé dónde, pero seguro que será para reencontrarme con todos aquellos a los que un dÃa amé.