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Sin bola de cristal – Por César Martín

   

Predecir futuros es una de las mayores pérdidas de tiempo. No es que no confíe en las artes adivinatorias, muchas de ellas más cerca de lo esotérico que de lo científico, sino que pienso que son tantas las variables, que averiguar el futuro de más de siete mil millones de seres humanos en el planeta se torna tarea ardua, por no decir imposible. En la ecuación se conjugan innumerables causas y sus efectos, encadenadas en una red interminable, donde hasta lo más mínimo puede conllevar una catástrofe. Además, como me contaba una amiga hace poco, a todo el asunto habría que añadirle la casualidad, que también juega su baza, aplicando el componente aleatorio a todo este mejunje que termina siendo la existencia. Sin embargo, nos empeñamos en controlar todos los fenómenos sujetos a ser predecibles, sin importar su naturaleza, lo mismo da la meteorología, la política o la vida de la vecina. Conocer lo que va a suceder se plantea como la mejor manera de prepararse ante lo inevitable. Pensamos que si tenemos la información suficiente podremos anticiparnos y plantear una solución, sin tener en cuenta que no tenemos nada bajo control, como termina sucediendo en muchas de las experiencias que vivimos. Creamos espectativas, evaluamos la situación, trazamos estrategias, observamos estadísticas… Todo planificado para que nada se escape de nuestras manos, buscando una estabilidad, que por la misma condición de nuestra existencia, es inviable. Luego sucede lo que tiene que suceder, y en muchos de los casos, nada corresponde a lo previamente pensado. Es entonces cuando la frustración aflora. No dominar lo que nos rodea acaba por desarrollar miedos irrefrenables. Lo que suponga una novedad imprevista nos aterra, máxime si es impuesto o implica transformar hábitos, ya se sabe, más vale malo conocido… Por eso, infundir miedo sobre el futuro se convierte en una de las armas más efectivas; todavía no ha sucedido y ya se profetiza sobre sus nefastas consecuencias. Es verdad que no sabemos lo que nos deparará lo que está por venir, si será bueno o malo, pero lo que tampoco puede ser es que nos amenacen los mismos que no han logrado resolver la situación. Habrá que probar, y si sale mal, a otra cosa. Sin riesgo, no hay éxito.

@cesarmg78