César Córdoba golpea a Ibrahim López durante la pelea del pasado sábado. / FRAN PALLERO
MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife
Ibrahim López no pudo el pasado sábado retener el cinturón del peso crucero durante la pelea que le enfrentó a César Córdoba en el Palacio Municipal de Deportes de Santa Cruz de Tenerife. El púgil catalán ganó cuando la pelea caminaba por el quinto asalto, de los diez pactados, y el juez de la contienda decretó el KO técnico que otorgaba el título nacional a Córdoba. Decisión esta muy discutida por el boxeador tinerfeño: “Sobre la conciencia del árbitro queda haberme quitado la oportunidad de luchar por el título y privar al público de un excelente combate. El combate se paró erróneamente”.
Con la nariz fracturada, soltando sangre por ella y visiblemente molesto, Ibrahim tenía claro que “el árbitro se equivocó”. Así explicó lo que sucedió en ese quinto asalto a los medios de comunicación cuando se bajó del cuadrilátero: “Estábamos haciendo un grandísimo combate y podía pasar de todo. Yo estaba bien, encontrando cada vez mi mejor ritmo de pelea, viendo el camino, hasta que el juez de ring decidió sin ninguna razón coherente parar un combate de boxeo abierto, bonito y en el cual podía pasar de todo”. Reconoce que “todos nos equivocamos en esta vida”, pero insistió en la idea de que el juez “se apresuró y juzgó mal una situación totalmente controlada, que pasa muchas veces en un combate de boxeo profesional. Errar es humano y como tal, hay que aceptarlo”.
El púgil preparado en el Dude Box lamenta que el colegiado “haya privado al público de Tenerife de los cinco asaltos de espectáculo que restaban”. A pesar de tocar la lona en varias ocasiones, Ibrahim afirma que “podía seguir luchando dentro de un combate que prometía ser muy emocionante al final”. Además recordó que “las hemorragias y fracturas en la nariz están a la orden del día” en el mundo del boxeo y estableció un paralelismo: “Una fractura de nariz para un boxeador es como un esguince de tobillo para un futbolista, algo muy normal”.
Por todas estas razones, López admitió que “se me queda un mal sabor de boca por toda la gente que estuvo en el Pabellón y por toda aquella que nos ha apoyado. Quería que el título se quedara en casa y que el público disfrutara de un excelente combate que quizás pueda ser el último”.
A pesar de todo, no dejó pasar la oportunidad de felicitar a su oponente por su triunfo y título, dejando claro que es “un gran deportista, una grandísima persona y un rival espectacular”. Al propio López, al término del encuentro, no le quedó otra que reconocer el poderío físico de su contrario, que golpeó duro desde el principio.
César Córdoba, nuevo campeón nacional del peso crucero, confirmó todo lo expuesto anteriormente por su contrincante, pero tampoco cree que el árbitro tuviera intención de perjudicar al boxeador local: “Me dijo que estaba para continuar. Yo le he visto que la nariz la tenía tocada, pero él es un guerrero. Yo lo que creo es que los árbitros quieren proteger a los púgiles y no creo que haya habido mala intención en ningún momento”.
Opinó además que a su amigo y contrincante aún le quedaba cuerda para rato. “Creo que le estaban llegando golpes claros, pero me parece que Ibra todavía tenía que decir más cosas en el combate, por eso en la última embestida he tenido que ir con todo. Somos amigos, pero en el ring no hay que regalar nada. Él es un gladiador y si tenía que caer, pues caía, pero lo que no quería era que le parasen la pelea”, explicó.
Sobre el transcurso del combate, Córdoba señaló que “ha sido como esperaba, duro, con intercambio de golpes, por lo que estoy contento con la victoria”.
El juez: “Fue lo mejor para él”
El árbitro de la Federación Española de Boxeo tomó la decisión de dar ganador a César Córdoba mediado el quinto asalto por KO Técnico. “Ibrahim estaba desorientado y con los brazos bajos. Padecía una fractura nasal y podía acabar muy mal parado, incluso en el hospital. El malestar del público es lógico, pues se trata del boxeador local. No obstante, detener el combate fue lo mejor para él”. Esas fueron las explicaciones del árbitro justo al bajar del ring. Además recordó que su deber es el de velar por la integridad física de los peleadores. “No podía permitir que siguiera recibiendo castigo”, dijo en referencia al púgil tinerfeño, quien no escondió su disgusto con la decisión del árbitro.