Esta semana tenÃamos que poner el fechillo a una situación que empieza a superarnos a todos. Hasta el Caballero, de Juan Luis Calero, ha creado su propio partido: Ya veremos. Y como siempre, el nombre de la formación surrealista está más cerca de la fotografÃa de la realidad que los análisis de los más eruditos del lugar. ¿Qué va a pasar con la polÃtica? ¿A dónde nos van a llevar tantas imputaciones? ¿Qué pasará en las próximas elecciones? ¿Se tambalean España y, por tanto, Canarias si ganase una formación que no está en el sistema y hace huir despavoridos a los inversores que están y a los que podrÃa llegar? ¿Intervendrán desde la UE -como ocurrió en Italia- para que el control polÃtico y económico quede en manos de tecnócratas que son, sobre todo, acreedores de nuestro paÃs, en cuanto llegue el hombre de las tertulias televisivas al poder? ¿Nos seguimos creyendo que la judicatura está al margen de la polÃtica por seguir creyendo en Montesquieu o esperamos a que alguien cree la versión del partido Podemos Judicial? ¿Es casual que imputen ahora al candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno autónomo a escasos siete meses de los comicios? ¿Quién va a juzgar a los jueces que no hacen bien las cosas, o no hay impunidad como la habÃa antes con la Casa Real? ¿Está todo tan podrido como parece o bien esto ha existido siempre y, como ocurrÃa antes con los suicidios en los medios, no se contaba nada y por eso parecÃa que no existÃan? Son tantas y tantas las preguntas que se hacen los ciudadanos en estos dÃas que o nos echamos en manos de las artes, las letras y los sueños o no vamos a recuperarnos de lo que le ocurre a sociedad. Entre la generación de los nini, las cifras del paro, el leve crecimiento económico y lo que leemos cada dÃa dan ganas de esperar a que pase esta pesadilla…