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Adicción a las compras – Por Wladimiro Pareja Ríos

   

Ciertas conductas quedan ocultas, disimuladas por el momento en el que ocurren; pongamos que en esta época de Navidad propia a que vayamos de compras, compitiendo con el bonachón de Papá Noel o sus primos los Reyes Magos de Oriente, nos encontramos buscando excusas para echarnos a la calle a la compra de otra camisa, otro bolso, otros zapatos, otros… Miramos nuestro armario y descubrimos que tenemos 10, 20 camisas sin estrenar, cuya explicación viene dada por un “ por si acaso…”, mira qué bonita, o “fuerte un chollo”. Porque la cuestión no es estrenarlas sino adquirirlas y con ello reducir la ansiedad. Me explico: esta adicción viene definida por tres aspectos que son la tolerancia o necesidad de aumentar las compras para conseguir “el mismo subidón”, el llamado síndrome de abstinencia o sensaciones físicas por no consumir y un tercer aspecto que supone la pérdida de control y con ello no poder ponerle freno a esta conducta. Hay una serie de indicadores que nos estarían señalando que algo de esto podría estar ocurriendo: te sientes deprimida o enfadada y lo único que sientes que te lo puede calmar es irte de tiendas, adquieres artículos que sabes que no vas a utilizar o que sabemos que no nos van a ser útiles, tenemos la casa llenas de cosas sin estrenar, nos llegan mensajes de amigos o familiares alertándote de tu conducta, al revisar nuestra tarjeta de crédito descubrimos gastos excesivos en compras en tiendas o invertimos cada vez más tiempo y energías en visitar centros comerciales o páginas web de venta on-line. Pueden aparecer pensamientos recurrentes que incitan a la persona a adquirir nuevas prendas, con ello disminuye la tensión momentáneamente para después dejar una sensación de culpabilidad por el gasto o por la imposibilidad de frenar el impulso, esta sensación les provoca remordimientos que intentan sofocar, por ejemplo, regalando dicho artículo a una amiga o devolviéndolo al establecimiento.

Algunas de las sugerencias que daremos en estos casos serán: poner un límite de gasto y no superarlo, tener claro antes de salir qué es lo que necesitamos o por el contrario, si se trata de un capricho que nos vamos a dar, deberemos llevar un gran control de lo que gastamos cada mes y comprobar que no nos hemos salido de nuestras posibilidades y objetivos. En el caso que estemos acostumbrados a salir de tiendas acompañados de alguien con el que solemos quedar y que incita la compra, evitar dicha compañía porque nos dificultará el autocontrol, así como cargar con las tarjetas de crédito. El alivio a esa sensación de vacío no se consigue comprando artículos, habremos de pararnos a ver qué nos ocurre, si estamos depresivos o si nos sentimos solos para darnos cuenta que es falso el “compro luego existo”.

*PSICÓLOGO