Durante la madrugada, los legionarios españoles disparaban ráfagas de ametralladoras contra las casas y todo lo que se moviera. Pronto entraría el ejército marroquí a ocupar la ciudad y había que entregarla hecha cenizas. Entonces, Hamma decidió que era el momento de partir, su tío lo dejaría temprano en el puesto del ejército a la salida de Dahjla, los militares españoles no dejaban entrar ningún vehículo en la ciudad. Allí estaba el camión de Mohamed Hameyed que, como no lo dejaron pasar, decidió subirlo y llevarlo hasta Bir Nzaran (160 kilómetros), y no lo dudó. Se subió al vehículo para encontrarse con su hermano Abdelhay y sus amigos e incorporarse a las filas del Polisario.
De noche huyó con el comando compuesto por Handi Mansur, Brahin Salen, Saad Ahmed, Ahmed Mahmud y Hamma Ebnu hacia Negyir. Su mujer embarazada de cerca de nueve meses caminaba con su hija en dirección a Um-Draiga (140 kilómetros). Hamma representaba a la parte civil de la clandestinidad y cogió dos Land Rover y se fue hasta Mahbes (550 kilómetros) a buscar armas para toda la población. La dirección del Polisario sólo pudo apañarles cuatro máuseres para defenderse de la invasión mauritana-marroquí. Como pudieron, organizaron la huida hacia Tinduf y, en medio del siroco, sin siquiera planteárselo, amanecieron convertidos en guerrilleros del Frente Polisario. La noche del 27 de febrero del 76, en Bir lehlu el Polisario proclamó la RASD y, en la mañana del 28, en una cueva de Um-Draiga nació su hijo Ahmed y otras niñas mientras los F-5 los bombardeaban. Ahmed y algunas niñas tienen 38 años, nacieron con una marca en la piel: aviones perfectamente tatuados a base de pánico, incertidumbre, hambre, frío y desesperación. La madre, Mariam Fal, que dio a luz en la cueva, vive en Zuerat. Ghlana, la niña que caminaba de su mano bajo las bombas, vive en Fuerteventura. Ahmed y su avión tatuado, vive en Dakhla (Villacisneros), con sus abuelos y Hamma, su padre, en Tenerife. Así que si los ves por la calle, un respetito.