Miembros de la Plataforma por un nuevo modelo energético para Canarias. | DA
NORBERTO CHIJEB | Fasnia
La información que publicó este periódico hace una semana, en la que la consejera de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, Ana Lupe Mora, anunciaba el impulso de la construcción de una planta de biomasa en Fasnia ha despertado la alarma social, empresarial e institucional de Tenerife, según denuncia la Plataforma por un nuevo modelo energético para Canarias.
“La empresa estatal Tragsa, bajo la dirección regional de Luz Reverón, ha ganado dos concursos para prestar servicios de gestión forestal de Tenerife. De este modo, Tragsa obtendrá beneficios que pagaremos todos los tinerfeños, desbancando a las empresas canarias que trabajan en el sector”, señala uno de los representantes de la Plataforma, que está convencida de que la adecuada conservación y acertada gestión de la masa forestal de Tenerife es fundamental. “Sin embargo, no es de recibo en Canarias que se luche por impedir la expoliación de su petróleo y a la primera de cambio se le ponga alfombra roja a Tragsa para especular con la escasísima materia orgánica disponible en miles de kilómetros a la redonda, subastándola o quemándola”, comenta Antonio Cabrera, miembro de la Plataforma.
Desde su compromiso social, económico y ambiental, la Plataforma está elaborando una propuesta de mix energético cuyo aspecto central sea garantizar la autosuficiencia energética de las Islas a partir de fuentes renovables y responsables. De ahí que el colectivo está analizando todas las fuentes renovables recogidas en la legislación vigente. Pero no todas las fuentes son deseables, por lo que es preciso contextualizarlas.
La Plataforma considera que antes de buscar financiar a toda costa la gestión forestal de Tenerife, deben valorarse aspectos ambientales, de autoabastecimiento alimentario y de sostenibilidad del suelo agrario. Para ello es necesaria una transformación de las prácticas agropecuarias actuales, integrando los flujos de energía y el reciclaje como nichos de empleo a los que la Isla no puede renunciar. Durante cientos de años el sector agrario se ha abastecido del monte para la ganadería, utensilios, producción de estiércoles y fertilizantes orgánicos, etc. Los restos forestales son fundamentales para garantizar una renta complementaria al sector ganadero. Hoy es notoria la falta de suministro a precios razonables de viruta o monte triturado.
A partir de las estadísticas aduaneras, se ha detectado un incremento en la importación de materia orgánica compostada y otros fertilizantes orgánicos superior al 430% entre 2003 y 2008 en Tenerife. Dicha materia orgánica provenía de quince países distintos y ha generado empleo fuera de Canarias mientras en Tenerife escasean los recursos dedicados a facilitar una adecuada devolución al suelo de los restos orgánicos para su regeneración y conservación.
El empleo asociado a la recuperación, reciclaje y procesamiento de residuos orgánicos, se ha creado en Península o terceros países. Por el contrario, Tenerife importa fertilizantes orgánicos y la consejera insular de Medio Ambiente propone destinar nuestros escasos recursos forestales a calderas de incineración, principalmente para el turismo. Por si fuera poco, las posibilidades de creación de empleo en el reciclaje de la fracción orgánica y su aplicación a los suelos es muy superior al que crearía la combustión, lo que lleva a concluir que el Cabildo ha despreciado las implicaciones de la biomasa local como parte de la política insular de empleo.
Una planta de biomasa en Tenerife es una idea importada desde la Europa húmeda, pero que trasladada aquí resultará una verdadera catástrofe. Tenerife tiene un claro déficit de carbono y la gestión planificada por el Cabildo depende directamente de los restos de poda municipales, agrícolas y especialmente de la masa forestal. Un uso energético de los pinos de Tenerife impedirá alcanzar los objetivos que la UE plantea para el reciclaje de los residuos que genera la Isla.
Es muy importante considerar que el monte de Tenerife no es un cultivo energético. Quemar los residuos forestales es un ataque frontal a la actividad agrícola y ganadera y al futuro de Tenerife.