Es curioso comprobar como en el puente de diciembre la mayorÃa de las familias Canarias nos dedicamos a adornar nuestros hogares, vistiéndolos de esplendor, para asà afrontar estos dÃas de fiesta y honrar la Navidad. En muchas ocasiones, en nuestra sociedad occidental, lo que denominamos el mundo avanzado, nos cuestionamos el vivenciar estos dÃas, nos planteamos la inutilidad de adornar nuestras casas con el árbol o el Belén, y dejamos en manos de nuestros niños el decidir si lo hacemos o no. Asà también nos cuestionamos qué hacer, si poner un Belén, o no, o poner un árbol, e incluso llegamos a discutir con las personas bajo esta dicotomÃa cultural y religiosa, y asà nos seguimos perdiendo lo esencial: Vivir. Hace unos dÃas leÃa un noticia en unos de esos foros de actualidad positiva que comentaban cómo en Colombia llevan viviendo una situación de guerra de guerrilla durante más de 50 años. Muchas personas a lo largo de su vida no han vivido un dÃa de paz, ni siquiera en Navidad. Bajo esa perspectiva, un ejecutivo de publicidad y su equipo vieron la oportunidad de influir en los corazones y las mentes de la guerrilla a través de ese espÃritu navideño, es decir, con árboles, mensajes navideños personalizados que se ubicaron en la selva, donde este grupo de guerrilla habita. El resultado de esta estrategia hizo que muchos de los guerrilleros dejaran sus armas conmovidos por ese maltrecho espÃritu navideño que en nuestra cultura, en muchas ocasiones, cuestionamos. Hace unos dÃas, un amigo me comentaba que le parecÃa irónico eso de la Navidad, ya que existÃa una hipocresÃa generalizada. Yo le comentaba que para mà el que al menos una vez al año la gente se plantee levantar la cabeza y ver que existe otra persona enfrente, que una vez al año salgamos de la monotonÃa diaria y nos reunamos en familia para hacer el árbol de Navidad, dejando el móvil y las tablet atrás, para mà ya merece la pena el intentarlo. O incluso el compartir espacios con amigos, parando toda actividad, puesto que esos brindis o cenas de empresa no tienen otro objetivo que parar y compartir con el otro. Sin embargo, lo primero que se activa en nuestra cabeza es la inutilidad de dichos momentos, fijando nuestra vista en lo negativo. Yo te dirÃa que este año intentaras una cosa: déjate llevar, desconecta esos momentos. Dedica tu tiempo a potenciar la felicidad de los otros, compartiendo con los demás que son una fuente potencial de bienestar en nuestra vida, aunque sea solo una vez al año. ¡Disfrútalos!
*Miembro de la Sociedad Española de PsicologÃa Positiva
@jriveroperez