¡Qué se ponga! Al no tener rostro ni nombre ignoro su sexo; puede tratarse de hombre o mujer. Tener lo tengo, de eso estoy seguro, aunque debe de tratarse más de un enemigo carente de personalidad y desequilibrado emocional, que de un enemigo/a de mis artÃculos que cada martes me editan aquÃ, en DIARIO DE AVISOS, puesto que, dudo mucho que tenga, hablo del enemigo/a, suficiente nivel intelectual y cultural para interpretar lo que escribo, porque además, todos mis lectores saben que sólo escribo para personas inteligentes, con alta capacidad de análisis y crÃtica. Pero decÃa que mi enemigo tiene virtudes que me favorecen. Por ejemplo, es el más madrugador de mis lectores, cosa que se agradece, porque aunque su voto siempre es negativo, lo que quiere decir que pincha la mano con el pulgar hacia abajo, lo que produce es un incentivo para que mis lectores/as se animen a votar en positivo. Tal es asà que jamás he tenido un resultado negativo en mis artÃculos, y aunque cueste creerlo, en alguna ocasión he recibido más de mil apoyos. Conviene aclarar, dado que el dato es de relevante importancia, que mi enemigo/a interactúa a través del periódico digital que DIARIO DE AVISOS ofrece a sus lectores a través de internet. Es el camino en el que opera mi enemigo/a para no dar la cara, o dicho en tono coloquial, un enemigo/a que no tiene cojones, u ovarios, para manifestarse en persona. Debe de tratarse de un retrasado/a mental, sin embargo, insisto, me beneficio de su existencia. Mi enemigo me conoce bien, porque hasta en aquellos artÃculos donde vierto mis mejores dotes filosóficas, y compongo mi partitura intelectual elevada a la máxima potencia, debe sentirse herido/a en las entrañas de la envidia y la nimiedad humana, porque es esa la sensación que transmite su rechazo. Si te dijera que me tienes preocupado, mentirÃa. Ni siquiera me llama la atención tu cobardÃa, asà que sigue en tu anonimato, expectro del infierno y cucaracha inmunda. Enemigo/a: ¡Tócame los bemoles!